Saimir Pirgu sobresale en el segundo ‘Rigoletto’ liceísta

Barcelona

03 / 12 / 2021 - Marcelo CERVELLÓ - Tiempo de lectura: 3 min

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rigoletto-operaacutla-pirgu-liceu Markus Brück (Rigoletto) y Nino Surguladze (Maddalena) © Gran Teatre del Liceu / David RUANO
rigoletto-operaacutla-pirgu-liceu Saimir Pirgu (Duque de Mantua) © Gran Teatre del Liceu / David RUANO
rigoletto-operaacutla-pirgu-liceu Una escena de la producción de Monique Wagemakers © Gran Teatre del Liceu / David RUANO

Gran Teatre del Liceu

Verdi: RIGOLETTO

Reparto alternativo

Markus Brück, Aigul Khismatullin, Saimir Pirgu, Nino Surguladze, Liang Li. Dirección musical: Daniele Callegari. Dirección de escena: Monique Wagemakers. 30 noviembre 2021.

Aunque podría ser enfadoso volver a insistir en el tema de los buenos resultados que suelen producir los repartos alternativos en las funciones del Liceu, no ha de dejarse sin mención el hecho de que este segundo cast de Rigoletto (crítica del primer reparto en este enlace) ha colmado sobradamente las expectativas –no muy altas, a decir verdad, ante el desconocimiento de la mayoría de los nombres reunidos en este segundo elenco– que su anuncio había provocado. Markus Brück, a falta de un volumen suficiente para retar con posibilidades de éxito a los ocasionales excesos fónicos orquestados por el maestro Daniele Callegari, concentró todo su trabajo en el diseño de un fraseo siempre bien esculpido y a una gestualidad acorde en todo con las necesidades dramáticas. Cumplió disciplinadamente con la eliminación de las puntature innecesarias en esta versión y su visión escénica fue irreprochable.

"Todo el 'squillo' que se había echado en falta en su antecesor en el rol fue generosamente aportado por Saimir Pirgu, en lo que posiblemente haya sido su mejor actuación liceísta hasta la fecha"

Todo el squillo que se había echado en falta en su antecesor en el rol fue generosamente aportado por Saimir Pirgu, en lo que posiblemente haya sido su mejor actuación liceísta hasta la fecha. Las insidias de un papel como el del Duque de Mantua, aun aliviado de sus sobreagudos de tradición, ya que no de partitura, fueron vencidas por el tenor albanés sin esfuerzo aparente alguno, con presencia vocal y esplendor tímbrico. Que el fraseo pudiera haber estado a su altura hubiera sido ya pedir demasiado.

La sorpresa agradable tomó el nombre de Aigul Khismatullin. Bien como actriz, aunque mostrándose algo menos voluntariosa que su antecesora en el rol, la cantante reveló una bienvenida homogeneidad en todos los registros, un timbre muy cálido embellecido por un vibratello muy atractivo y una brillantez sin mermas en los agudos que le quedaron a su parte.

Nino Surguladze cumplió en un papel que no permite lucimientos especiales como es el de Maddalena y Liang Li estuvo ahí para certificar que no todo son bajos-barítonos hoy día y que queda algún que otro bajo de verdad. Se le agradece. En el buen orden todos los demás, presentes en ambos repartos, incluida la intérprete del Paje de la Duquesa, no prevista en los créditos.  * Marcelo CERVELLÓ, corresponsal en Barcelona de ÓPERA ACTUAL