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Händel: RODELINDA (DVD)
HÄNDEL, Georg Friedrich (1685-1759)
RODELINDA
Danielle de Niese, Bejun Mehta, Kurt Streit, Konstantin Wolff, Malena Ernman. Concentus Musicus Wien. Dirección: Nikolaus Harnoncourt. Dir. esc.: Philipp Harnoncourt. Belvedere. 10144. 2 Dvd. 2011.
No se detiene el aluvión cada vez más frecuente de dar a las representaciones de óperas barrocas una configuración escénica que pueda ser aceptable según los parámetros actuales y que supere el estatismo de una acción con situaciones que nadie pretendía subrayar especialmente cuando las obras se estrenaron. La solución, hay que reconocerlo, no es fácil. Estas obras no se pueden modernizar sin que se noten las costuras en el nuevo traje.

Rodelinda / Belvedere
En este tendrá el consumidor que transigir, junto a las consabidas –y siempre gratuitas– escenas eróticas y exhibición de armas de fuego, kalashnikov incluído, con los ejercicios con bates de béisbol, las sesiones de plancha, las merendolas con niños y la orgía final de refrescos enlatados que se inventa Philipp Harnoncourt con el beneplácito de su ilustre padre, que dirige musicalmente la obra con su irreprochable sentido del estilo. Si en el caso de su hijo el trabajo puede ser discutible sin por ello dejar de ser meritorio, la concertación de Nikolaus Harnoncourt merece el máximo respeto. Morosa en algún momento para no desmentir una reputación justamente adquirida, su dirección musical no admite discusión y el Concentus Musicus Wien le sigue con admirable precisión. Lo mismo hace Bejun Mehta, también Bertarido en marzo en el Liceu, con una exhibición de virtuosismo que culmina en un “Vivi, tiranno” justamente aclamado. Danielle de Niese, muecas aparte, es una Rodelinda de mucho empeño, aunque un poco más de cuerpo en la voz no le hubiera venido mal al papel. A su canto de gran nivel puede añadirse el de Malena Ernman, que ya había coincidido con ella en la Agrippina liceísta y que muestra como Eduige un notable control del canto di sbalzo.
Kurt Streit (Grimoaldo) podrá tener un timbre que no agrade a todos, pero es musical y canta bien. Konstantin Wolff está un peldaño por debajo y lo mismo podría decirse del Unulfo de Matthias Rexroth, premio Viñas en la cosecha del 2000. Merecen mención en los títulos los intérpretes del niño Flavio y los vecinos del edificio multiforme que Herbert Murauer ha concebido como escenario del drama. No cantan, pero lo hacen bien.
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