CRÍTICAS
INTERNACIONAL
Roberto Alagna hace suyo a Samson
Orange
Les Chorégies d'Orange
Sains-Säens: SAMSON ET DALILA
Marie-Nicole Lemieux, Roberto Alagna, Nicolas Cavallier, Nicolas Courjal, Julien Véronèse, Chritophe Berry, Marc Larcher, Frédéric Caton. Dirección musical: Yves Abel. Dirección de escena: Jean-Louis Grinda. Théâtre Antique, 10 de julio de 2021.
El festival lírico más antiguo de Francia, Les Chorégies d’Orange, después de la pausa obligada debido a la pandemia ha recuperado el esperado Samson et Dalila de 2020, que no se programaba desde 1978 en una memorable edición con Domingo y Obratzova, con casi el mismo equipo artístico anunciado previamente –lástima que cayera del cartel Ludovic Tézier–. El único título y función operística de la actual edición ganó también en solemnidad con la visita sorpresa y por primera vez del Príncipe Alberto de Mónaco, allegado a Jean-Louis Grinda, director del festival – y hasta la fecha de la Ópera de Montecarlo– y de la puesta en escena.
La producción, inicialmente concebida para el teatro monegasco, estuvo marcada por la sobriedad, explotando los elementos naturales del Théâtre Antique con unas efectistas y estéticas proyecciones, o la utilización de esas columnas romanas del teatro para el final de la ópera, cuando Samson recupera su fuerza y hunde el templo de Dagón y a los filisteos. Grinda también sacó partido de todos los elementos de esta grand opéra manteniendo los dos ballets e intensificando la presencia de los coros. El movimiento escénico en el magno escenario podría ser algo rígido y mecánico, pero no por ello exento de una tradicional teatralidad donde, además, un niño-ángel de alas luminosas guía a Samson por el sendero de Dios.
Yves Abel hizo brillar especialmente a la Filarmónica de Radio France gracias a unos dúctiles y alargados tempi, que permitieron reforzar el misticismo de la ópera, pero sin olvidar la tensión y su carga dramática. El primer acto, el que más parecido guarda con el género oratorio y con el concepto original de Saint-Säens para este texto bíblico, fue maravilloso. Algún desajuste entre foso y escenario y de las trompas no consiguió ensombrecer una lectura formidable y cargada de lirismo.
Roberto Alagna volvió a Orange con un rol que incorporó con éxito en 2018 para Viena, París y el Met, pero que no ha vuelto a interpretar hasta este verano. Sobre papel, quizá la suya no sea la voz ideal para un rol que tiende a acoger a tenores más dramáticos. Pero el cantante franco-italiano, buen conocedor de su instrumento, se hizo en todo momento con Samson, aunque en alguna ocasión lo llevara demasiado a su terreno, como en «Arrêtez, ô mes frères», cantado con más lirismo que fuelle dramático. Pero su Samson deslumbró en todo momento, por su timbre natural tan característico, por su musicalidad, valentía y arrojo. En el segundo acto, estuvo simplemente pletórico y culminó su escena del tercer acto «Vois ma misère, hélas!» con un portentoso y emocionante lamento, erigiendo su Samson como el referente actual.
La mezzosoprano Marie-Nicole Lemieux fue una Dalila más hierática que seductora, pero estuvo segura en sus intervenciones, mostrando un timbre homogéneo, un registro grave voluptuoso y una destacada inteligencia musical. Magnífica en el dúo con Le Grand-Prête de Dagon –servido por un contundente Nicolas Cavallier–, también brilló en «Printemps qui commence» y en «Samson, recherchant ma présence», aunque no terminara de culminar –por esa ajustada seducción– el aria principal de la ópera y en el tercer acto mostrara alguna tirantez en el registro agudo. Por su parte, el bajo Nicolas Courjal (Un vieillard hébreu) hizo gala de su timbre cavernoso y de un elegante fraseo para su página «Ils nous frappait dans sa colère», cantada con serenidad casi religiosa. * Albert GARRIGA, corresponsal de ÓPERA ACTUAL
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