Incluso con Verdi, el gran formato no lo es todo

Barcelona

09 / 11 / 2022 - Marcelo CERVELLÓ - Tiempo de lectura: 3 min

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requiemverdi-operaactual-auditori (3) Imagen del concierto de 'Requiem' de Verdi en el Auditori de Barcelona © Auditori Nacional / Antoni BOFILL
requiemverdi-operaactual-auditori (3) Imagen del concierto de 'Requiem' de Verdi en el Auditori de Barcelona © Auditori Nacional / Antoni BOFILL
requiemverdi-operaactual-auditori (3) Imagen del concierto de 'Requiem' de Verdi en el Auditori de Barcelona © Auditori Nacional / Antoni BOFILL

Ciclo BCN Clàssics

Verdi: MESSA DA REQUIEM

Carmela Remigio, Anna Bonitatibus, Valentino Buzza, Fabrizio Beggi. Coro y Orquesta Sinfónica de Milán. Dirección: Claus Peter Flor. Auditori de Barcelona, 8 de noviembre de 2022.

El ciclo BCN Clàssics se ha apuntado un tanto al convocar para este concierto en el Auditori barcelonés a los orgánicos milaneses que comanda Claus Peter Flor. Orquesta impecable –la Sinfónica de Milán– y un coro de buenas voces –dependiente del conjunto sinfónico– que justificó sobradamente el saludo personal al final del concierto de su director, Massimo Fiocchi Malaspina, eran los protagonistas de una ejecución que no acabó de funcionar, en buena parte por la irregular concertación de Flor, honesta en términos generales e irreprensible en los tempi pero falta del último grado de progresión dramática y con una desproporción evidente en el tratamiento de las dinámicas: se puede hacer resonar el trueno en el “Dies irae” pero no exagerando el contraste con unos pianissimi casi inaudibles como ocurría en este caso. A ello, sin duda, se sumó la particular acústica de la sala. Las fuerzas no tuvieron nada que reprocharse; los resultados, sí.

"El tenor Valentino Buzza aportó vocalidad de óptima resolución en los solos y en los pasajes de conjunto, pero el volumen rozó la insuficiencia"

El cuadro de solistas vocales prometía corrección, y la ofrecieron. Más, no. Carmela Remigio lidió con bravura en el «Libera me», pero la voz ha perdido frescor y amplitud, en tanto que Anna Bonitatibus, el timbre más agradecido sin duda de los componentes del cuarteto, tuvo que combatir con una proyección insuficiente, donde una vez más las especiales características de la acústica del Auditori tuvieron seguramente algo que ver. El tenor Valentino Buzza aportó vocalidad de óptima resolución en los solos y en los pasajes de conjunto, pero el volumen rozó la insuficiencia. Fabrizio Beggi, en fin, hizo lo que la mayoría de bajos actuales suele hacer: refugiarse en el buen fraseo para no tener que justificar la ausencia de un material de mayor cuerpo. Por cierto: a la entrada en la sala se distribuía a los espectadores un cuidado programa en formato de papel; todo un ejemplo a imitar.  * Marcelo CERVELLÓ, crítico en Barcelona de ÓPERA ACTUAL