CRÍTICAS
NACIONAL
Puccini y John Ford en Bilbao
Bilbao
ABAO-OLBE
Puccini: LA FANCIULLA DEL WEST
Estreno local
Oksana Dyka, Marco Berti, Claudio Sgura, Francisco Vas, Manel Esteve, Paolo Battaglia, Manuel de Diego, Isaac Galán, Carlos Daza, Jorge Rodríguez-Norton, Gerardo López, José Manuel Díaz, Fernando Latorre, Cristian Díaz, Itxaro Mentxaka, David Lagares, Santiago Ibáñez. Euskadiko Orkestra Sinfonikoa, Coro de la Ópera de Bilbao. Dirección: Josep Caballé Domenech. Dirección de escena: Hugo de Ana. Palacio Euskalduna, 16 de febrero de 2020.
Fueron estruendosos los aplausos cuando la megafonía anunció que se dedicaba esta sesión a la memoria de la eximia soprano Mirella Freni, muy querida por el público abaísta al que regaló 19 actuaciones en diferentes roles en los primeros tiempos –heroicos– del que fuera el festival lírico de ABAO, el germen de la actual temporada.
Sonó espléndida la densa obertura que Josep Caballé Domenech llevó con la fiereza que requiere, y con brío. En el escenario se veía el Saloon de un western más almeriense que hollywoodiano. En el segundo acto aparecía la cabaña de Minnie y en el tercero la mina de oro. Todo plenamente realista, con el espacio escénico bien aprovechado y distribuido, permitiendo siempre un cómodo pero vistoso movimiento del tropel de mineros, protagonistas y figurantes, muy bien llevados por Hugo de Ana, director de la producción. Se completó la escena con audiovisuales de fondo y con una iluminación –cenital y lateral fundamentalmente, firmada por Vinicio Cheli–, muy conseguida, que prestaba las atmósferas adecuadas sin tirar de efectos especiales, clara y sin dejar sombras, y con una utilería muy cuidada. El vestuario también de Hugo de Ana, parecía como salido de un filme de John Ford. Todo ello eficaz, simpático y resultón.
La obra requiere nada menos que 14 solistas vocales (15 personajes; uno hace doblete) para acompañar a los tres protagonistas, y todos aparecieron como adecuados y solventes, cumpliendo en musicalidad y teatralidad con excelente profesionalidad y dedicación sin que se manifestaran demasiadas diferencias entre ellos. En conjunto brindaron una sensación de coherencia, de función bien preparada y rodada, que junto a la excelente actuación del trío protagonista se consiguió una sesión de alto voltaje y de gran calidad. En el papel de Minnie, Oksana Dyka logró sobrepasar las serias dificultades de su rol con su voz potente, que se sobreponía claramente a la orquesta, aun en los pasajes instrumentales en forte; la soprano ucraniana lució además un instrumento de calidad, con agudos precisos, quizá algo falto de dulzura, pero emitido con una cuidada expresión y mostrando especial capacidad para transmitir dramatismo. Fue muy aplaudida en este debut de su papel y en Bilbao.
Marco Berti fue Johnson/Ramerrez. El tenor, bien conocido por estos lares, mostró un natural squillo, superando igualmente los muchos decibelios de la orquesta en varios pasajes, y cuidó su línea de canto para expresar las variadas emociones de su personaje; su aria “Ch’ella mi creda libero e lontano” resultó muy bien interpretada. Claudio Sgura dio vida al sheriff Rance muy convincentemente, con una voz brillante y sedosa y una convincente actuación teatral, accidente en un pistoletazo incluido. El Coro de la Opera de Bilbao que dirige Boris Dujin brilló a su altura acostumbrada moviéndose además con soltura. Sobresalió la Euskadiko Orkestra por la gran calidad de su sonido, matices afilados y nítidos, bajo la mano maestra de Caballé Domenech, un director comprometido con sacar a la luz toda la categoría musical de esta obra tan pucciniana, y tan distinta a la vez -en cuanto a sus sonoridades- de las anteriores propuestas del maestro de Lucca.
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