Freddie De Tommaso, poderío vocal y escasa emoción

Peralada

29 / 07 / 2023 - Antoni COLOMER - Tiempo de lectura: 3 min

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detommaso/operaactual.com Freddie De Tommaso © Festival Perelada / Miquel GONZÁLEZ
detommaso/operaactual.com Freddie De Tommaso en Peralada © Festival Perelada / Miquel GONZÁLEZ
detommaso/operaactual.com Freddie De Tommaso y Audrey Saint-Gil © Festival Perelada / Miquel GONZÁLEZ

Festival Perelada

Recital FREDDIE DE TOMMASO

Velada inaugural

Obras de Giuseppe Verdi. Freddie de Tommaso, tenor. Audrey Saint-Gil, piano. Iglesia del Carme, 28 de julio de 2023.

Tras su presentación en la edición de Pascua del Festival Perelada hace tan solo unos meses, el tenor Freddie De Tommaso, una de las voces del momento y junto a la pianista Audrey Saint-Gil, ha vuelto a la Iglesia del Carme para inaugurar la edición veraniega del certamen ampurdanés. Un año de transición marcado por la construcción del nuevo auditorio en los jardines del castillo que ha provocado que toda la programación, más reducida de lo habitual, se desarrolle en la iglesia adyacente. Si el anterior recital del tenor tuvo sus luces y sus sombras, en este segundo asalto se acentuaron tanto las unas como las otras, en buena parte debido a la mayor entidad y la superlativa exigencia del programa abordado. De Tommaso ofreció en esta ocasión un monográfico verdiano que combinó arias de distintas óperas del compositor con algunas de sus canciones, mayoritariamente procedentes de la colección Sei Romanze.

Antes de analizar la prestación del cantante es conveniente puntualizar algunos elementos más o menos colaterales que influyeron en el devenir y el resultado global de la velada. Por un lado, la reverberante y complicada acústica de la iglesia, especialmente ingrata para los recitales vocales con acompañamiento pianístico. Domeñar en lo posible esas conocidas inclemencias requiere de un pianista que sepa adaptarse al espacio evitando el abuso del pedal y reduciendo a lo esencial las transcripciones para teclado. Audrey Saint-Gil, que siempre ha mostrado mayor empatía con el repertorio liederístico, no hizo ni una cosa ni la otra y, en consecuencia, el sustrato armónico fue en todo momento difuso, a menudo confuso y de nula expresividad. A este hándicap hay que añadir un diseño de programa básicamente acumulativo que no tuvo en cuenta la progresión dramática, elemento fundamental en este tipo de recitales operísticos. Todos estos elementos confluyeron para que la velada se desarrollase entre un ambiente sorprendentemente gélido.

"Lo primero que destaca en el tenor es un instrumento de muchos quilates, de bellísimo color lírico pero con una amplia expansión que lo acerca de manera natural a los acentos de un 'spinto'"

Freddie De Tommaso arrancó con una exuberante versión de «La mia letizia infondere», de I Lombardi seguida del andante de Il Corsaro «Tutto parea sorridere» para concluir la primera parte, con la intercalación de las canciones «La seduzione» y «Stornello», con «Ah! Sì, ben mio», de Il trovatore y el famoso recitativo y aria de Luisa Miller. Lo primero que destaca en el tenor es un instrumento de muchos quilates, de bellísimo color lírico pero con una amplia expansión que lo acerca de manera natural a los acentos de un spinto. La emisión es sólida, consistente y uniforme en todos los registros con una transición al agudo fácil y brillante. El fraseo es elegante en líneas generales, pese a concesiones más o menos tolerables en este tipo de recitales, y en él se percibe claramente la influencia de cantantes del pasado. Para bien y para mal, porque esta influencia por momentos se convierte en imitación, como se pudo comprobar en determinadas frases que calcaban las inflexiones del gran Carlo Bergonzi.

Pero por fuoriclasse que fuese Bergonzi –en eso hay que reconocerle un gusto exquisito a De Tommaso– y canónica su escuela, un cantante debe encontrar sus inflexiones naturales a través de las cuales expresarse con sinceridad para configurar su propia personalidad. Ese apartado constituye actualmente el punto débil y el aspecto a mejorar de un tenor que atesora privilegiadas cualidades, que se entrega al máximo en programas tan exigentes como este, pero que no acaba de conseguir transformar todo ese poderoso caudal canoro en auténtica emoción. La segunda parte del recital se inició con interpretaciones más bien rutinarias de «Lunge da lei», de La traviata, la cavatina de Aroldo y tres canciones que tuvieron cierto aire de lectura a vista con el cantante pegado al atril.

Para concluir, pese a percibirse ciertas y comprensibles señales de cansancio, De Tommaso ofreció una notable versión de «Ah, se me forza perderti», de Un ballo in maschera, papel que parece encajar especialmente bien a su vocalidad actual, rematado de manera un tanto intempestiva con las frases «Sì, rivederti, Amelia» de la misma ópera.

Dos propinas cerraron la velada, destacando sobremanera un excelente «E lucevan le stelle» donde desgranó con clase y , aquí sí, auténtica emoción las frases iniciales para luego exhibir un juego de reguladores –con filado seguido de crescendo– absolutamente portentoso que demuestra el enorme potencial de un cantante aún joven y, por tanto, ilimitado margen de evolución. *Antoni COLOMER, crítico de ÓPERA ACTUAL