CRÍTICAS
INTERNACIONAL
Parsifal, espíritu y memoria
Toulouse
Théâtre du Capitole
Wagner: PARSIFAL
Nueva producción
Nikolai Schukoff, Sophie Koch, Peter Rose, Matthias Goerne, Pierre-Yves Pruvot, Julien Véronèse y otros. Orchestre national du Capitole. Dirección: Frank Beermann. Dirección de escena: Aurélien Bory. 31 de enero de 2020.
Aurélien Bory puso de relieve en esta producción el carácter dual de Parsifal: obra de luz y de sombra, de pecado y de redención, de vida y de muerte. Y así, concibió su puesta en escena con claros y oscuros a modo de un teatro de sombras. Si la mayor parte de los efectos teatrales de Pierre Dequivre y del propio Bory no fueron de fácil interpretación, la aurora boreal creada por el primer descubrimiento del cáliz sacro y la lluvia de estrellas fugaces producida por el segundo causaron sorpresa e impresión muy positivas por su originalidad.
Desde las primeras notas de la obertura, hasta la larga y tensa nota final, Frank Beermanno fijó en el foso la base musical de la noche. Su dirección justa, estricta, algo fría, sin alardes inútiles ni concesiones facilonas, su atención por los artistas en el escenario, crearon y mantuvieron el ambiente necesario para que la trayectoria física y mental del protagonista pudiese alcanzar la conclusión del cuento. El coro de la Opera de Montpellier-Occitania –Noëlle Gény– y el del Capitole –Alfonso Caiani– consolidaron el trabajo orquestal con aplomo y justeza.
Los cantantes solistas protagonizaron un hecho curioso y bien real, aunque poco frecuente: hubo en el trabajo de cada uno un antes y un después. El punto de inflexión se produjo al iniciarse el esperado diálogo del segundo acto, en el momento en el que la Kundry de Sophie Koch –expresiva, seductora, mostrando agilidad y una facilidad sorprendente en el agudo en forte–, llamó por su nombre al héroe de la noche. Si bien hasta aquel momento el trabajo vocal de unos y otros había sido correcto sin más, (con la excepción de la prestación académica, perfecta, de Julien Véronèse como Titurel) a partir de ese instante, ambos protagonistas desplegaron ciencia y arte a raudales, haciendo perfectamente creíbles los argumentos del enrevesado dialogo. Con ello, arrastraron a los demás cantantes a niveles muy superiores a los de la primera parte.
Nikolai Shukoff interpretó a Parsifal con voz potente, generosa y viril, sin que su metal molestase. Peter Rose –Gurnemanz– brindó un tercer acto con autoridad y tranquilidad, consciente de haber contribuido a resolver el problema de la comunidad. También Matthias Goerne –Amfortas– se puso a un nivel pocas veces alcanzado por su emisión, amplia, profunda y de timbre oscuro, en contraste con la totalidad de los demás cantantes, comenzando por Pierre-Yves Pruvot –Kligsor–, cuyo timbre luminoso, por no decir brillante, produjo una sensación de sorpresa nada desagradable por lo demás.
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