CRÍTICAS
NACIONAL
Ortega y Lorca, música y tensión a cal y canto
Jerez de la Frontera
Teatro Villamarta
Ortega: LA CASA DE BERNARDA ALBA
Ana Ibarra, Carmen Romeu, Luis Cansino, Maribel Ortega, Marifé Nogales, Belén Elvira, Berna Perles. Orquesta de Cámara de la Sinfónica de Málaga. Dirección musical: Miquel Ortega. Dirección de escena: Javier Hernández. 3 de octubre de 2021.
Un público jerezano sediento de espectáculo tras los rigores de la pandemia acudió al Villamarta convocado por la fuerza de la llamada de Lorca y su Bernarda Alba bajo el formato de ópera. Y la obra de Miquel Ortega fue un éxito en Jerez. El espectador pudo ver en esta coproducción del Teatro Villamarta de Jerez y del Cervantes de Málaga, una puesta en escena más al uso que la propuesta en el estreno de la versión que se hiciera en el Teatro de La Zarzuela de Madrid en 2018. Y se hizo con acierto, ya que la obra no deja de ser la observación de lo que ocurre intramuros en una casa andaluza de principios del siglo XX, donde cualquier referencia de lo exterior está totalmente monitorizada y controlada por dos de los personajes clave del argumento, Bernarda y Poncia, la criada. Agitar mucho esta acotación lorquiana podría resultar un Gran Hermano vintage. Por eso, que la escenografía se haya reducido a una gran estancia de la casa con tres portones libera al espectador de tener que ser juez de nada, dándole la gracia de poder centrarse en la parte teatral y musical de la obra.
Pese al agobio de la casa lorquiana de Bernarda, por sus gruesos y encalados muros se cuela, entre rendijas y recovecos, la música de Miquel Ortega que consigue saltarse la rigurosa prohibición de entrar en casa de las Alba, donde un inclemente luto convivirá durante ocho eternos años con el blanco de las paredes de «cal y canto». Y además engarza con los personajes de la obra de Lorca, unidos unos a otros por agobiantes tensiones, sencillamente porque uno de los recursos más importantes de la música es precisamente la tensión. Esto lo supo leer bien el compositor barcelonés, ayudando a tejer con las texturas de su música las tensiones de la casa de Bernarda.
Lorca decía de su propia obra que era un «documental fotográfico» en blanco y negro, porque en 1936 las fotografías se revelaban en esos colores. Y la coincidencia, o la oportunidad, de que en este primer tercio del siglo XXI también se esté en un momento en el cual la estética del blanco y negro vende bien ha ayudado a darle credibilidad a esta propuesta escénica. Esa vocación de retratar una casa en todos los sentidos, permite ser testigo de la estética y del realismo lorquiano, que en ópera tuvo su patrón en los veristas italianos. Ello se refuerza musicalmente creando impactantes escenas que recuerdan algunos recursos de Puccini; evidentemente hay grandes distancias entre una ópera del compositor italiano y esta, ya que en lo que se refiere a los cantantes, no hay arias, predominando el recitativo e incluso las partes habladas.
La Orquesta de Cámara estuvo dirigida por el propio Ortega, quien dosificó tiempos e intensidades sonoras, arriba en el escenario y abajo en el foso. La formación malagueña sonó bien, sorprendiendo el buen resultado para tan pocos instrumentos. En lo canoro, hay que destacar el papel de la mezzo Ana Ibarra, con buena dicción y con capacidad dramática. Excelente estuvo el barítono Luis Cansino en el papel de Poncia, que puso el contraste a las líneas de canto femeninas del resto de intérpretes. Fue muy aplaudido. Carmen Romeu repitió el papel del estreno en Málaga, interpretando con seguridad en lo canoro el papel de Adela y con sobresaliente en lo dramático.
Berna Perles asumió el papel de Angustias convenciendo al público villamartino tanto en lo vocal como en lo teatral. Maribel Ortega, en el papel de Martirio, la otra gran enamorada de Pepe el Romano, triunfó ante su público jerezano, trasmitiendo con convicción la envidia que encierra el personaje. La ópera cosechó un importante éxito en el Villamarta y el público llenó el teatro tanto con los aficionados al género lírico como quienes no tan habituales en este tipo de espectáculos. Es que Lorca es mucho Lorca… Y la versión operística conserva intacto su drama añadiéndole un soplo que se cuela por los pocos huecos que el genio de Fuente Vaqueros dejó entreabiertos en la casa de Bernarda. * Jesús SÁNCHEZ-FERRAGUT, crítico en Jerez de la Frontera de ÓPERA ACTUAL
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