Oropesa y Scappucci, estrellas del Shakespeare belcantista milanés

Milán

19 / 01 / 2022 - Andrea MERLI - Tiempo de lectura: 4 min

Print Friendly, PDF & Email
capuletti-scalla-oropesa-operaactual (2) Lisette Oropesa en el rol de Giulietta © Teatro ala Scalla / Brescia & Amisano
capuletti-scalla-oropesa-operaactual (1) Michele Pertusi como Fray Lorenzo y Marianne Crebassa (Romeo) © Teatro ala Scalla / Brescia & Amisano
capuletti-scalla-oropesa-operaactual (3) Lisette Oropesa (Giulietta) y Marianne Crebassa (Romeo) © Teatro alla Scala / Brescia & Amisano

Teatro alla Scalla

Bellini: CAPULETI E I MONTECCHI

Nueva producción

Lisette Oropesa, Marianne Crebassa, Michele Pertusi, Jinxu Xiahou, Jongomin Park. Dirección musical: Speranza Scappucci. Dirección musical: Adrian Noble. 18 de enero de 2022.

Esta nueva producción de I Capuleti e i Montecchi, seis funciones entre enero y febrero, pasará a la historia del Teatro alla Scala: por primera vez una mujer italiana ha subido al podio. El previsto Evelino Pidò ha sido sustituido por Speranza Scappucci, directora de orquesta entre las más cotizadas hoy en día en el repertorio barroco y belcantista, a la que le corresponde el honor y la gloria de romper moldes, precisamente en una ópera que en tiempos modernos dirigieron en el máximo coliseo italiano Claudio Abbado entre 1966 y 1968, con unas funciones que vieron en escena Renata Scotto, Luciano Pavarotti y Jaime Aragall en los roles principales. Seguidamente, entre 1987 y 1989, el turno le llegó a Riccardo Muti, incluyendo giras por Rusia y Japón, con varias funciones en las que se alternaron June Anderson, Mariella Devia, Lella Cuberli, Nuccia Focile y Lucia Aliberti como Julieta y Agnes Baltsa, Delores Ziegler y Nicoletta Curiel, entre otras, en el rol de Romeo.

Scappucci se desenvolvió con desparpajo de colores y de sentido rítmico, animando la brillante Orquesta de La Scala y el no menos que perfecto coro instruido por Alberto Malazzi, sin ahorrarse en el gesto, obteniendo un fraseo y una tersura musical de grande nivel: finalmente se rompe un tabú y con esplendido, afortunado resultado. En una ópera nada fácil, triunfo del puro del bel canto romántico, en el que nunca se puede perder de vista el escenario y sobre todo hay que arropar a las voces, sacando de los intérpretes el máximo rendimiento expresivo.

"Lisette Oropesa cautivó con sus habilidades: además de cantar con holgura una parte llena de riesgos virtuosísimos, con subidas repentinas al extremo agudo, posee una línea de canto ejemplar en emisión"

Fue tarea relativamente fácil con la soberbia Giulietta de Lisette Oropesa, que cautivó con sus habilidades: además de cantar con holgura una parte llena de riesgos virtuosísimos, con subidas repentinas al extremo agudo, posee una línea de canto ejemplar en emisión, legato y facilidad para doblar el instrumento, al cual un ligero vibrato añade un toque suplementario de originalidad y carácter, con medias voces, y utilizando una generosa y amplia paleta de colores. Encima tiene la juventud y frescura indispensables para brindar también la estética al personaje, el que sale airoso en toda su fuerza teatral y dramática. La mezzo francesa Marianne Crebassa, Romeo, se hace apreciar por su innegable temperamento y musicalidad, si bien la zona grave resulta poco sustanciosa y el agudo no siempre bien enfocado. Sin embargo, el éxito fue rotundo y la compenetración escénica y musical con su pareja estuvo asegurada.

Del resto del reparto, aparte del lujo asiático que supuso la participación de Michele Pertusi como Fray Lorenzo, rol nada marginal por supuesto y en el que pudo demostrar que no existen roles secundarios cuando los intérpretes son de primera. El tenor chino Jinxu Xiahou, Tebaldo, y el bajo coreano Jongomin Park, Capellio, resultaron solventes por poderío vocal y buen material, pero escasos estilísticamente en este repertorio y para Bellini en particular, preguntándose más de uno si no era posible, en tiempos de crisis y pandemia, buscar para estos roles intérpretes del país.

Lo que no convenció fue el espectáculo: regia de Adrian Noble, decorado de Tobias Hoheisel, vestuario de Petra Reinhardt, iluminación de Jean Kalman y Marco Filibeck y coreografía de Joanne Peance. La ya abusada trasposición a tiempos actuales, mezclando guerra partisana (los Montesco alzando pancartas pidiendo libertad) y mafia (la familia de los Capuleto), está ya muy vista. Esta obra especialmente, que del Cisne de Catania no es la mejor, necesita cuidados especiales, rigor y respeto dramatúrgico además de musical. Se añoró la precedente puesta en escena de Pier Luigi Pizzi, que siempre sabe lo que tiene entre manos. En este caso se tuvo la sensación contraria.  * Andrea MERLI, corresponsal en Milán de ÓPERA ACTUAL