Dos monodramas: ópera en estado puro

Palma

31 / 05 / 2022 - Bàrbara DURAN - Tiempo de lectura: 3 min

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lavoix-teatreprincipal-operaactual (2) Una escena de 'La veu sàuria' de Mariona Vila © Teatre Principal
lavoix-teatreprincipal-operaactual (1) Una escena de 'La voix' de Poulenc © Teatre Principal

Teatre Principal

Poulenc: LA VOIX HUMAINE / Mariona Vila: LA VEU SÀURIA

Les voix

Maia Planas, Pablo López. Magí Garcias, pianoDirección de escena: Isabel Solà. 26 de mayo de 2022.

La ópera, no debe olvidarse, nació para establecer una íntima unión entre música, libreto y escena, entre drama musical e interpretación. Han pasado muchos años desde el inicio de este género músico-teatral, pero hay momentos únicos que muestran, bellamente, los fundamentos de aquello que se conoce como ópera. 50 minutos dura el monodrama vocal La voix humaine que Francis Poulenc creó sobre un texto de Jean Cocteau, una propuesta escénica para una soprano que ya, desde los inicios, cuenta la historia de una mujer abandonada.

En este espectáculo, esta obra maestra se yuxtapone a una ópera de iguales dimensiones creada especialmente para ser interpretada junto a la de Poulenc, La veu sàuria de la compositora Mariona Vila con libreto de Anna Llompart, aunque escrita para barítono.

Volviendo a La voix humaine, el libreto de Cocteau es sin duda magistral en su progresión dinámica y dramática: desde las frases murmuradas por muchos amantes en momentos de desesperación hasta las palabras claves necesarias para entender como una solista vocal desgrana su propia historia de amor. Porque la verdad es que 50 minutos de un solo vocal en forma de llamada telefónica son un tiempo más que prudencial para medir la solvencia interpretativa de una solista que tiene que encarar un registro emocional extremo.

"La soprano Maia Planas consiguió transmitir esa tensión entre personaje, música y drama de manera brillante, demostrando una gran capacidad vocal para expresar todas las emociones que genera el desamor"

La soprano Maia Planas consiguió transmitir esa tensión entre personaje, música y drama de manera brillante, y si una cualidad define a esta intérprete, indudablemente, es su capacidad para expresar vocalmente (es decir, musicalmente) todas las emociones que genera el desamor, y de solventar la dificultad de captar la atención del público en un solo que, aun cuando no llega a extremos técnicos imposibles, sí demanda aptitudes expresivas que no todos los intérpretes pueden resolver de manera fácil. Planas convenció precisamente, y sobre todo, por su enorme expresividad, pero también por su flexibilidad interpretativa y su control vocal. No es sencillo cantar sola, perdida y abandonada en la escena, pero además tendida en el suelo durante buena parte de la obra. También es de agradecer la traducción simultánea del libreto en francés al catalán, un recurso que facilita la comprensión, pero cabe subrayar aquí la excelente dicción de Maia Planas, que permitió captar toda la riqueza del texto.

En La veu sàuria, el barítono Pablo López convenció en un solo masculino que funciona como perfecto antagonista de la figura dramática ideada por Poulenc. El lenguaje musical usado por Mariona Vila constituye una digna respuesta a la sintaxis compositiva del autor francés, aunque sí es verdad que el texto literario (ambientado en la contemporaneidad) no tiene la garra literaria del de Cocteau, excepcional en este ámbito. Cabe destacar, de todas maneras, la agilidad del monólogo destinado a un solista que tiene que encarar, también, el abandono inesperado de su mujer durante una conferencia y que intenta esclarecer el motivo por el cual algunas hembras de dragón son capaces de reproducirse sin la necesidad de un macho.

Una escenografía mínima, en un cubo de tela semitransparente, permitía focalizar toda la atención en los cuerpos de ambos cantantes protagonistas. Quizás cabía esperar un escenario más adecuado, porque la Sala Petita del Teatre Principal no permitía disfrutar del todo de una producción muy interesante desde todos los ángulos artísticos y en la que hay que destacar la excelente y fundamental labor del pianista Magí Garcías.  * Bàrbara DURAN, corresponsal en Palma de ÓPERA ACTUAL