Nuevo triunfo de Kunde en Italia

Bolonia

17 / 10 / 2022 - Andrea MERLI - Tiempo de lectura: 4 min

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andreachenier-operaactual-comunale Una escena del montaje de Pier Francesco Maestrini © TCBO / Andrea RANZI
andreachenier-operaactual-comunale Una escena del montaje de Pier Francesco Maestrini © TCBO / Andrea RANZI
andreachenier-operaactual-comunale Gregory Kunde como Andrea Chénier © TCBO / Andrea RANZI

Teatro Comunale

Giordano: ANDREA CHÉNIER

Nueva producción

Gregory Kunde, Erika Grimaldi, Luciano Ganci, Roberto Frontali, Stefano Meo, Cristina Melis, Federica Giansanti, Manuela Custer. Dirección de escena: Pier Francesco Maestrini. Dirección musical: Oksana Lyniv. 14 de octubre de 2022.

El comentario que mayormente circulaba entre el público la noche del estreno de la nueva temporada de ópera en el Teatro Comunale de Bolonia era: “Finalmente!” Finalmente, una puesta en escena fiel al libreto de Luigi Illica, a la época a la que se refiere la dramaturgia, si bien de fantasía, sobre el desdichado poeta francés muerto guillotinado. Pier Francesco Maestrini, regista, con el equipo formado por Nicolas Boni (escenografía y video) Stefania Scaraggi (vestuario) Daniele Naldi (iluminación) y Silvia Giordano (coreógrafa), ha recreado idealmente en un marco de destrucción la decadencia de los nobles en el primer acto, cuyos trajes ya aparecen chamuscados por el fuego revolucionario, luego con efectos super realistas, mezclando hábilmente filme con la parte corpórea, los efectos devastadores de los años del terror. Una impresionante prueba de como la tecnología pueda ponerse al servicio de la tradición teatral: la fidelidad no tiene por qué ser obsoleta ni casposa. Mil y un detalles apreciables en una lectura lineal sin ser didascálica, con efectos sorprendentes. Unas proyecciones bien integradas con el trabajo sobre los intérpretes, labor imprescindible para dar crédito a este arrebatador cuadro verista sin necesidad de actualizaciones de la dramaturgia original. La propuesta de Maestrini hoy resulta revolucionaria y novedosa.

"En un tenor que roza ya los 70, resulta milagroso tanto vigor, la firmeza en la línea de canto, el dominio de los matices y la facilidad pasmosa en el agudo"

Sobre el escenario un reparto de grandísimo nivel encabezado por el veterano Gregory Kunde, en estado vocal pletórico, dominador de la escena. En un tenor que roza ya los 70 años de edad resulta milagroso tanto vigor, la firmeza en la línea de canto, el dominio de los matices desde el piano al fortissimo, y la facilidad pasmosa en el agudo dotado de autentico squillo. Añádase la articulación de la palabra cantada con un fraseo y acento ejemplares y se comprenderá porqué el teatro se le rindió a los pies. Roberto Frontali (Carlo Gerard) no fue menos. Y si ambos no puedan ofrecer la frescura vocal de un joven principiante, sí que por madurez interpretativa son dos auténticos monstruos. Su “Nemico della Patria” cantado con una vehemencia y una profundidad sobrecogedoras le garantizó una primera grande e interminable ovación que se repitió tras terminar la ópera.

Magnífica Maddalena de Coigny la de la soprano Erika Grimaldi, cuya trayectoria artística la impone entre las más autorizadas lirico-spinto del momento; su voz no es solo notable por la riqueza de armónicos y brillantez en el agudo di forza, más también por el control en emitir medias voces de emocionante fuerza y calidad. “La mamma morta” supuso un momento en que se paró el tiempo, fue sensacional por compenetración con Kunde y arranque en todo el precioso dúo final del cuarto acto.

Las llamadas “parti di fianco”, tan importantes en esta ópera, fueron elegidas con mucho atino y encajaron perfectamente tanto en lo musical como en lo interpretativo. Realmente un lujo asiático tener a Cristina Melis cual Bersì y a Manuela Custer en el cameo de la vieja Madelon, pero todos fueron merecedores de laude: el amanerado, pero de voz muy penetrante, Fléville de Stefano Marchisio, el buen Rocher de Vittorio Vitelli, Alessio Verna óptimo Mathieu, Nicolò Ceriani imponente Fouquier-Tinville, mereciendo una mención especial el Incredibile del tenor Bruno Lazzaretti, sencillamente perfecto en el escurridizo personaje.

Muy bien el coro, también por su participación en la parte escénica, a las órdenes de Gea Garatti Ansini y siempre de gran calidad la orquesta boloñesa obediente a su directora estable Oksana Lyniv. En su debut con la obra de Giordano, la joven ucraniana ha ofrecido una lectura pisando sobre el volumen en un exceso de sinfonismo, exagerando las dinámicas, cubriendo a menudo las voces en lo que debería ser más bien un canto di conversazione, sin darle despliegue ni sostener las voces, pareciendo más bien rígida en los tempi. Dirigir Andrea Chenier no es, con todas las distancias, dirigir una sinfonía de Strauss. Sin embargo, el público le reservó una acogida más que calurosa.  * Andrea MERLI, corresponsal en Italia de ÓPERA ACTUAL