CRÍTICAS
INTERNACIONAL
Nuevas dramaturgias en tiempos de pandemia
Venecia
Teatro La Fenice
Verdi: IL TROVATORE
Versión semi-escenificada
Roberta Mantegna, Veronica Simeoni, Piero Pretti, Luca Micheletti, Simon Lim. Dirección: Daniele Callegari. Dirección de escena: Lorenzo Mariani. 4 de octubre de 2020.
Con este Trovatore, reconsiderado sobre una idea original de una representación parmesana, al regista Lorenzo Mariani, y gracias a la aportación del light designer Fabio Barettin, se le puede considerar un pionero en un momento en el que hay que pensar en recuperar la dramaturgia y dejar atrás las fórmulas de la ópera en concierto o semiescenificada sin por ello infringir las normas de seguridad.
Y es que aquí la orquesta estaba en el foso y en el escenario se desarrollaba una acción que merecía el nombre de tal. El coro ya no se veía reducido a una posición lateral o al fondo de la escena, sino que participaba en la acción con entradas y salidas, con movimientos ora mímicos ora coreografiados. El escenario se presentaba en un plano inclinado, con escaso atrezo (unos taburetes, mesas alargadas, candelabros) que era manejado con eficacia por los solistas para darle a todo una apariencia simbólica con referencia específica al fuego que de alguna manera domina la atmósfera de la ópera. Sobrio el vestuario, de un tono oscuro en general con la excepción de un Manrico de blanco, unos toques de rojo para los gitanos y un Conde de Luna con frac y sombrero de copa para resaltar su condición aristocrática. Los cambios de escena se realizaban a vista y los efectos strehlerianos de contraluz resultaban eficaces sin interrumpir la acción y acabando de dar forma así a un espectáculo de rara sugestión.
No menos feliz fue la dirección musical de Daniele Callegari en este Trovatore, por una vez representado sin los cortes habituales, merced a un equilibrio ejemplar en las dinámicas orquestales que no sofocaba nunca el canto y que se apoyaba en una agógica a la respiración de los solistas pero sin perder nunca el ritmo, dando el requerido vigor a las páginas más vibrantes sin por ello dejar de subrayar la dulzura de los momentos de canto nostálgico, siendo ejemplo del primero el inflamado tratamiento de la Pira o del terceto del acto primero y de la segunda el de los momentos más cantables como el «Ah, sì, ben mio», la doliente aria «D’amor sull’ali rosee» o el dúo del cuarto acto entre Manrico y Azucena. La orquesta y el coro de La Fenice, este último a las órdenes de Marino Moretti, se distinguieron con honor.
El reparto demostró una forma notable, con cantantes ya experimentados y de gran aliento, como Veronica Simeoni, Azucena de fraseo incisivo, timbre corpóreo y agudo fácil, que alcanzó sin problemas el Do agudo del dúo con Manrico en el segundo acto, o Piero Pretti, un válido tenor que, aun sin poseer un timbre de gran belleza, sabe conquistar con su canto matizado y vehemente cuando debe serlo, superando con brío los momentos más dramáticos y sosteniendo con brillantez el Do de «All’armi» sin por ello dejar de subrayar los pasajes más cantables de su parte. Roberta Mantegna evidenció una encantadora voz lírica y un registro agudo segurísimo, con un buen dominio de la smorzatura y el pianissimo para acabar firmando una actuación memorable. Fue una agradable sorpresa el rendimiento del barítono Luca Micheletti, que puede presumir de un pasado como actor y que hizo alarde de una bella voz que permite augurios de un brillante futuro. Muy profesional el Ferrando del bajo coreano Simon Lim y positiva la participación de los comprimarios, todos ellos miembros del coro.
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