CRÍTICAS
INTERNACIONAL
Más danza que canto en la ópera-ballet de Thierry Pécou
Estrasburgo
Opéra national du Rhin
Thierry Pécou: UNTIL THE LIONS
Estreno absoluto
Fiona Tong, Cody Quattlebaum, Noa Frenkel, Mirella Hagen, Anaïs Yvoz. Dirección musical: Marie Jacquot. Dirección de escena: Shobana Jeyasingh. 29 de septiembre de 2022.
Esta ópera-ballet, encargo de la malograda Eva Kleinitz (antigua directora general de la Opéra national du Rhin, ONR), narra un episodio temprano del Mahabhárata (extenso texto épico-mitológico indio del siglo III a. C.). Cuando el rey de Kasi se prepara para celebrar la ceremonia de svayamvara en la que sus tres hijas deberán elegir marido tras un torneo, se olvida de invitar a la familia real de Hastinapura. La afrenta desencadena la ira de la reina-madre Satyavati que pretende casarse con su hijo Vichitravirya. En represalia, envía a su yerno, el casto guerrero Bhishma, a derrotar a todos los pretendientes y secuestrar a las tres princesas. Solo Amba, famosa por su espíritu de libertad e independencia, se negó a someterse. Humillada por Bhishma, jura provocar su caída, en esta vida o en otra, aunque para ello tenga que convertirse en hombre y tomar las armas a su vez.
El compositor francés Thierry Pécou se esfuerza por «hacer resonar el mundo entero» en sus creaciones. Deseando devolver a la música su dimensión ritual, busca cautivar al oyente abriendo su mente al mundo, inspirándose de diferentes tradiciones musicales: el mundo precolombino y las civilizaciones amerindias en la Sinfonía Jaguar, la antigua Grecia en Les filles du feu, la música africana y la antigua China en La Barque au rêve clair; los rituales navajos en Soleil rouge y La Voie de la Beauté. En este caso, Until the lions, su influencia es la India milenaria. Según el compositor, su partitura utiliza ciertos aspectos de la música indostánica (del norte de la India) y del gamelán indonesio. De los primeros retiene la sinuosidad y la vitalidad de las líneas melódicas de los ragas que acompañan, o se oponen, a un patrón rítmico de gran complejidad, y de los segundos los modelos rigurosos y casi geométricos de organización sonora de las orquestas de gongs y palas resonantes.
El espectáculo (cuesta llamarlo ópera) da mayor importancia al baile que al canto, y la partitura vocal es bastante ingrata para los cantantes, encorsetados entre un perpetuo Sprechgesang (Cody Quattlebaum en Bhishma) y abruptos saltos de registro (Noa Frenkel en Amba). Solo a Mirella Hagen y Anaïs Yvoz se les permite un poco de lirismo como mujeres testigo de la guerra. A destacar las intervenciones habladas de la Satyavati de Fiona Tong, aunque la verdadera triunfadora de la velada fue la batuta de Marie Jacquot, quien dirigió la exigente partitura con claridad, precisión y gran atención a los colores orquestales. Cosa rara en una producción de ópera contemporánea, no hubo abucheos al final de la representación, pero los aplausos no fueron más allá de la cortesía. * Francisco J. CABRERA, corresponsal en Estrasburgo de ÓPERA ACTUAL