CRÍTICAS
NACIONAL
Mark Padmore, refinado estilo británico
Bilbao
Sociedad Filarmónica
Recital de MARK PADMORE
Obras de Haydn, Fauré, y Vaughan Williams. Elias Quartet. Pavel Kolesnikov, piano. 20 de abril de 2023.
El cartel del recital del pasado día 20 en la Sociedad Filarmónica de Bilbao presentaba al Elias Quartet como protagonista de una sesión de música de cámara, pero la atención del público estaba puesta en quien aparecía unas líneas más abajo como colaborador de la velada: el tenor Mark Padmore, una voz muy particular que nunca deja indiferente. El concierto comenzó con el Cuarteto en Sol mayor de Joseph Haydn, una obra muy adecuada para abrir boca y, sobre todo, para poder admirar el sonido del cuarteto inglés sin otras distracciones. Elias Quartet –compuesto por los violinistas Sara Bitlloch y Donald Grant, la violista Simone van del Giessen y la violonchelista Marie Bitlloch–, con esta vital y luminosa obra, demostró no solo una excelente compenetración y virtuosismo, sino también una articulación impecable, un elegante fraseo y una extensión dinámica de gran riqueza.
Tras esta pieza, se incorporaron al conjunto el pianista Pavel Kolesnikov –de origen ruso pero residente en Londres– y el tenor británico para interpretar La bonne chanson de Fauré, un ciclo de nueve canciones ordenadas a modo de historia –de amor, por supuesto– sobre textos extraídos del poemario del mismo nombre de Paul Verlaine. Con esta formación tan inusual, la parte instrumental, jugando con los diferentes recursos del piano y el cuarteto para buscar una sonoridad a veces sutil y transparente y otras plena y presente, dio realce a las diferentes atmósferas creadas por el nebuloso lenguaje impresionista. Y sobre esta agitada base musical, los apasionados textos, dibujando sugerentes y misteriosas melodías, sonaron con gran personalidad en la voz de Padmore.
Con un volumen limitado, la voz del tenor sorprendió –como acostumbra– por su canto delicado –pero no frágil– y sencillo, aunque de extraordinaria técnica y refinadísima sensibilidad musical y siempre guiado por una clara y decidida dirección melódica. Sin embargo, fiel al estereotipo británico, su contenido dramatismo y un reducido abanico cromático hicieron que la voz del londinense pareciera no encajar completamente con los arrebatados textos franceses. Sin embargo, las obras de Vaughan Williams se le ajustaron como un guante. En los Tres poemas de Walt Whitman, a solas con el pianista esta vez, su voz ligera de centro cálido y aterciopelado, pasaje límpido y agudos claros de aire afalsetado se vio sostenida y reforzada por una sutil pero presente mano izquierda de Kolesnikov, siempre atento a enriquecer el escaso registro grave del tenor y fundirse con la musicalidad del cantante.
On Wenlock Edge, de nuevo con el cuarteto, presentó una sonoridad instrumental más rica en texturas, que no hizo sino destacar aún más la magnética dicción del intérprete y su amplio y bien gestionado rango dinámico, haciendo pensar al oyente cuánto había habido de canto y cuánto de expresiva declamación. * Nora FRANCO MADARIAGA, corresponsal en Bilbao de ÓPERA ACTUAL
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