Marina Rebeka triunfa en la piel de Butterfly

Valencia

12 / 12 / 2021 - César RUS - Tiempo de lectura: 3 min

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butterfly-rebeka-operaactual-lesarts Marina Rebeka (Cio-Cio-San) y Marcelo Puente (Pinkerton) © Palau de Les Arts / Miguel LORENZO

Palau de Les Arts

Puccini: MADAMA BUTTERFLY

Debut en el rol de Marina Rebeka

Marina Rebeka, Cristina Faus, Mariana Sofía García, Marcelo Puente, Àngel Òdena, Mikeldi Atxalandabaso, Tomeu Biblioni, Fernando Radó. Dirección musical: Antonino Fogliani. Dirección de escena: Emilio López. 10 de diciembre de 2021.

La presencia de un positivo en Covid-19 obligó a cancelar el ensayo general en abierto de esta Madama Butterfly y, hasta el último momento, la sombra de la cancelación parecía cernirse sobre el estreno, tal y como ocurrió hace unos meses con Falstaff. Por fortuna, y tras confirmar mediante los controles indicados que no había más positivos en ningún miembro de la compañía, tuvo lugar el estreno, cuyo principal aliciente era el debut en el papel protagonista de Marina Rebeka. Es bien sabido que se trata de uno de los roles emblemáticos del repertorio por su extensión y complejidad técnica y psicológica. La soprano letona brilló en el papel sabiendo encarnar con credibilidad e intensidad el personaje. Vocalmente se mostró lírica cuando fue preciso y dramática cuando la partitura lo exige, firmando una versión de providencial equilibrio esmaltada con la indudable riqueza tímbrica que posee el instrumento. Destacó especialmente en las partes más emblemáticas, como en “Un bel dì vedremo” o su escena final. Además, su natural belleza hace de ella una Cio-Cio San de gran carisma escénico. Para la anécdota quedan algunos gazapos, como la entrada en falso de una frase (“Egli, col core grosso”) en el segundo acto, atribuibles a los nervios que provoca todo debut.

"Rebeka vocalmente se mostró lírica cuando fue preciso y dramática cuando la partitura lo exige, firmando una versión de providencial equilibrio esmaltada con la indudable riqueza tímbrica que posee el instrumento"

Marcelo Puente sustituyó a Piero Pretti como Pinkerton, y tiene mérito siempre que un cantante se preste a incorporarse en último momento a una producción; el tenor argentino, en todo caso, mostró un canto carente de legato y con unos portamenti que afeaban la línea, a lo que hay que añadir una opaca emisión. Àngel Òdena hace de su Sharpless una auténtica creación: destacó especialmente la emotividad mostrada en la escena de la carta sabiendo encontrar el color preciso para plasmar en el canto todo el sentido dramático. Cristina Faus fue una Suzuki de fuerte peso dramático, especialmente en la segunda parte del segundo acto. Mikeldi Atxalandabaso sustituyó a Jorge Rodríguez-Norton como Goro demostrando tablas y profesionalidad además de un color y estilo genuinos para la parte.

En una obra como esta la Orquesta de la Comunitat brilla como pocas orquestas de foso en el mundo. El sello de Maazel sigue presente en el lujoso sonido que la orquesta sabe mostrar en una obra en la que se encuentra en su salsa. Antonino Fogliani supo ver todas esas virtudes, aprovecharlas y enriquecerlas, destacando el sentido teatral que impulso y subrayando los momentos más dramáticos de la obra con sensibilidad y delicadeza. Sería interesante que Les Arts volviese a contar con él en más ocasiones.

La producción de Emilio López volvía al teatro que la vio nacer tras su periplo por varios escenarios españoles. Su trabajo gana con el tiempo. La producción posee detalles de gran belleza, como esos blancos y negros del último acto, más allá de situar la obra tras el ataque nuclear a Nagasaki en 1945. Por último, cabe señalar el problema de comunicación en el que incurrió el teatro. En la web se podían leer los cambios en el reparto, pero no así en el programa de sala. En esos casos se suelen comunicar los cambios por megafonía, pero no fue el caso, generando cierta confusión.  * César RUS, corresponsal en Valencia de ÓPERA ACTUAL