CRÍTICAS
NACIONAL
Málaga: Álvarez despide el curso con un Verdi brillante
Teatro Cervantes
Verdi: OTELLO
Cierre del 30º aniversario de la Temporada de Ópera del Teatro Cervantes
Jorge de León, Rocío Ignacio, Carlos Álvarez, Luis Pacetti, Marifé Nogales, Francisco Tójar, Manuel de Diego e Isaac Galán. Dirección: Marco Guidarini. Dirección de escena: Alfonso Romero. 1 de mayo de 2019.
El también compositor Arrigo Boito fue el autor del libreto de la que es considerada síntesis de la ópera romántica y cumbre unánime del catálogo lírico de Giuseppe Verdi. Otello pone punto y final a la trigésima Temporada Lírica del Teatro Cervantes en la que no han faltado los gestos hacia los aficionados, que no han dudado en responder masivamente a todas las funciones de la temporada que termina, coincidente con los también treinta años de carrera del barítono malagueño Carlos Álvarez y con el debut en el rol de Otello del tenor español Jorge de León. Cerraba el trío solista una arrolladora Rocío Ignacio.
La producción del Teatro Principal de Palma aquí estuvo comandada en el apartado escénico por la claridad y lucidez de ideas de Alfonso Romero sobre un escenario que gira sobre las cuadernas de un navío que poco a poco se deshace a medida que avanzan los celos mortales de Otello y en la que no faltó la proporción aportada por iluminación, caracterización y vestuario que añadirían credibilidad al drama retratado por Verdi.
El secreto de Otello reside en tres pilares claves: coro, orquesta y solistas que se plegan al valor de la palabra y el reflejo musical en un mismo plano dramático. Salvador Vázquez director del Coro de Ópera de Málaga consciente del peso de la masa coral no ha dudado en reforzar el trabajo de emisión –generoso y compacto– sobre la idea de equilibrio entre secciones. Con todo, el equipo coral ha firmado una temporada cuando menos notable.

Carlos Álvarez, que celebró tres décadas sobre los escenarios, demostró su magistral dominio del rol de Jago
La Orquesta Filarmónica de Málaga, protagonista del foso del coliseo malagueño estuvo dirigida por el italiano Marco Guidarini, quien optó por una lectura discreta buscando la comodidad del elenco solista, lo que quizá restó acento a los numerosos solos y pasajes instrumentales. Guidarini demostró falta de convicción y personalidad en el podio.
Jorge De León debutaba en el papel de Otello bien arropado por Álvarez e Ignacio, un rol exigente que precisa macerado tanto en lo actoral como canoro, porque para encarnar al moro de Venecia hay que tirar de entrañas y bajas pasiones. Vocalmente hizo falta una mayor seguridad tanto en el fraseo como en la emisión, especialmente en el plano medio que no acaba de encontrar su apoyo. Rocío Ignacio defendió una Desdemona sólida gracias al instrumento vocal que maneja, segura en los medios y rotunda en los agudos.
La experiencia tiene sus frutos y Carlos Álvarez ha convertido el teatro en su medio natural: él llena el escenario y buena parte del éxito de esta producción hay que situarla –honestamente– en el Jago que dibujó este gran barítono, uno de los mejores del mundo en el papel y para el que faltan calificativos. Un inspirado Luis Pacetti –verdadero animal de escena–, la segura Marifé Nogales y el notable trabajo de Francisco Tójar completaban el elenco solista de esta última producción del curso del Teatro Cervantes de Málaga.