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INTERNACIONAL
Londres: Händel recupera su teatro
The Royal Opera House
Händel BERENICE
Nueva producción en el Linbury Theatre
Claire Booth, Rachel Lloyd, Jacquelyn Stucker, James Laing, Patrick Terry, Alessandro Fisher, William Berger. Dirección: Laurence Cummings. Dirección de escena: Adele Thomas. 27 de marzo de 2019.
Una trama política que se adapta la situación actual en Gran Bretaña, sumada a una puesta en escena sencilla pero con caracterizaciones y movimientos individuales pensados al milímetro, puso en evidencia que esta obra debe ser vista mucho mas a menudo. A casi 300 años de su prèmiere en el teatro inglés, los típicos elementos del siglo XVIII estaban presentes; enredos amorosos, sacrificios, bufonería y por fin galantería, fueron presentados en un nuevo teatro ideal para Händel. Si se tiene en cuenta, además de la intervención de la Londol Händel Orchestra, que, para esta partitura que contiene arias bellísimas, se usó una nueva traducción al inglés del original italiano de Antonio Salvi, la velada resultó un manjar para quienes gozan de este compositor inglés por decreto real.

La acción de esta nueva 'Berenice' se desarrolla alrededor de un gran sillón semicircular // ROH / Clive BARDA
La acción se desarrollaba alrededor de un amplio sillón semicircular con un enorme arreglo floral en el centro. Los miembros del reparto, sentados durante la obertura, bebían té y dejaban entrever pistas de sus personajes. Las mujeres dominaban la escena desde el comienzo. Las primeras palabras las exclamaba Berenice, «No, no, no, no» en un arranque de furia que caracterizaría todo su canto. Sus arias reflejaban la dicotomía amor contra poder. Händel sacrificaba, trompetas, flautas o trompas pero creaba una atmósfera llena de drama con sus dos oboes. Uno de ellos coprotagonizaba el aria «Chi t’intende?» que cantaba Berenice. La Sinfonia que se escuchaba al comienzo del tercer acto contenía sabrosos bocadillos de Music for the Royal Fireworks. Estas dos mujeres no vacilaban en mostrar sus deseos sexuales abiertamente y en los lugares mas apropiados. La otra mujer era Selene, la hermana de Berenice y de allí nacían los enredos llenos de emoción.
Claire Booth fue una indomable Berenice, cantando con voz oscura, coloratura impecable y una técnica que le permitía lanzar las notas como si fueran dagas. Rachel Lloyd interpretó a la bella y seductora Selene con igual determinación y sensualidad, además de mostrar una técnica impecable. Jacquelyn Stucker fue el conquistador Alessandro, que deseaba conquistar con amor con una voz importante, de bellísimo color que augura una carrera brillante en roles straussianos. El contratenor James Laing creó un Demetrio complejo de voz exquisita y lleno de contradicciones, Patrick Terry mostraba el lado bufonesco y cómico de Arsace con canto excelente. Alessandro Fisher fue un severo Fabio y William Berger el consejero Aritstobolo; ambos de importantes voces y presencia escénica.
No hubo un momento aburrido en la maravillosa producción de Adele Thomas, un triunfo de la simplicidad. Llevados por la mano experta de Laurence Cummings la función acabó siendo un espectáculo completo, que hizo honor a la reapertura del Linbury Theatre. Cummings dirigió desde el clavicémbalo, con el continuo en escena tomando parte con los cantantes. Fue todo un privilegio poder presenciarlo.
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