Lise Davidsen, de otro planeta

Peralada

05 / 08 / 2022 - Antoni COLOMER - Tiempo de lectura: 4 min

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davidsen-peralada-operaactual Lise Davidsen y Sophie Reynaud © Festival Castell de Peralada/ Toti FERRER
davidsen-peralada-operaactual Lise Davidsen en el Festival Castell de Peralada © Festival Castell de Peralada/ Toti FERRER
davidsen-peralada-operaactual La soprano Lise Davidsen © Festival Castell de Peralada/ Toti FERRER

Festival Castell de Peralada

Recital de LISE DAVIDSEN

Obras de Wagner, Brahms, Weber, R. Strauss, Verdi, Grieg, Kálmán, Gershwin. Sophie Reynaud, piano. Iglesia del Carme. 4 de julio de 2022.

Entre función y función de la polémica producción de Die Walküre que está protagonizando en el Festival de Bayreuth, la soprano Lise Davidsen pasó por el Festival Castell de Peralada para ofrecer el recital que, lamentablemente, se vio obligada a cancelar el pasado verano a causa de la pandemia. Pero no cabe duda que la espera valió la pena, pues la cantante noruega hizo temblar los cimientos de la Esglèsia del Carme de la localidad ampurdanesa a base de poderío vocal y talento. Es un secreto a voces que Davidsen es, hoy por hoy, el fenómeno vocal más rutilante del planeta ópera, la heredera natural de la legendaria estirpe de las Nilsson, Varnay o Flagstad. Lo demuestra ahí donde va y en Peralada lo hizo de nuevo con un largo recital en el que combinó arias de ópera con canciones, derrochando calidad en uno y otro género.

«Dich teure Halle», la entrada de Elizabeth en el Tannhäuser wagneriano, es ya una aria fetiche para Davidsen, pues con ella irrumpió como un huracán en el Festival de Bayreuth, en el que actualmente reina, el verano del 2019. Con esta misma escena abrió el recital en Peralada inundando la gran nave de la iglesia de un sonido tan torrencial como bello y pulposo. No cabe duda de que el instrumento de la cantante noruega es privilegiado en cuanto a volumen y color, pero lo que la convierte en un fenómeno fuera de serie es la técnica soberana con la que consigue doblegar ese torrente vocal a placer, como demostró en la segunda aria operística del programa, «Leise, leise» del Der Freischütz de Carl Maria von Weber. La perfección en la messa di voce, el jugoso legato belcantista, un control absoluto del sonido que le permite desplegar una gama de dinámicas infinita, desde el más sutil pianissimo hasta el fortissimo más devastador, la vibración siempre justa y natural son algunos de los recursos técnicos y expresivos de una cantante simplemente superdotada.

"Es un secreto a voces que Davidsen es, hoy por hoy, el fenómeno vocal más rutilante del 'planeta ópera', la heredera natural de la legendaria estirpe de las Nilsson, Varnay o Flagstad"

La primera parte del recital concluyó con «Du bist der Lenz», un guiño a Sieglinde, papel que está actualmente interpretando en la colina wagneriana, pero entre estos tres fragmentos operísticos interpretó tres Lieder de Johannes Brahms y otros tres de Richard Strauss. Su enfoque de las canciones de Brahms es arrebatado, dramático, con opulencia vocal pero siempre en estilo, como demostró en unas magníficas «Da Unten im Tale» y «Von ewiger liebe». Por otro lado, con las canciones de Strauss la soprano parece sentirse como en casa y, en este caso, se benefició de un acompañamiento más lucido por parte de una Sophie Reynaud que, en las escenas operísticas, por momentos rozó el naufragio. Especialmente intensa resultó la interpretación de «Ruhe, meine Seele» y sumamente elegante el «Morgen» final.

Con Giuseppe Verdi abría la soprano la segunda parte, nada más y nada menos que con la escena inicial de Lady Macbeth. Es evidente que Davidsen tiene la intención de ampliar su repertorio, durante los próximos años, hacia nuevos territorios y la ópera italiana es uno de ellos. Cierto es que aún puede mejorar algún aspecto en cuanto a dicción, como se pudo observar en una lectura de la carta con poca garra dramática, pero lo que puede ofrecer a cambio se intuye extraordinario. Dominó todos los aspectos vocales del aria y de la cabaletta con total autoridad, demostrando que su privilegiado instrumento se adapta igual de bien a todo tipo de repertorio. Prueba de ello fue un recogido «Ave Maria» de Otello y un «Vissi d’arte», ya en las propinas, absolutamente abrumador que concluyó de manera magistral, consiguiendo recoger la voz tras un extático «signor» que retumbó por toda la iglesia. Uno de esos momentos que todo amante de la ópera atesora como recuerdo inolvidable.

Entre Verdi y Verdi, se ofrecieron cinco canciones de Grieg hermosamente interpretadas que relajaron el caldeado ambiente y, para finalizar, Davidsen se regaló con una aria de la opereta «La princesa gitana», de Kálmán y un «Summetime» final que dejó flotando en el aire una pregunta: ¿Es posible que Lise Davidsen lo cante todo bien?  *Antoni COLOMER, crítico de ÓPERA ACTUAL