'Les Indes' hacen el amor y vencen a la guerra

Ginebra

24 / 12 / 2019 - Albert GARRIGA - Tiempo de lectura: 4 min

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Indes Una extraordinaria Kristina Mkhitaryan destacó en el reparto en el triple rol de Hébé, Émilie y Zima © Grand Théâtre de Genève / Magali OUGADOS
Indes La puesta en escena de Lydia Steier contó con la coreografía de Demis Volpi © Grand Théâtre de Genève / Magali OUGADO
Indes Un momento del espectacular montaje en Ginebra © Grand Théâtre de Genève / Magali OUGADO
Indes Un momento del espectacular montaje en Ginebra © Grand Théâtre de Genève / Magali OUGADO

Grand Théâtre de Genève

Rameu: LES INDES GALANTES

Nueva producción

Kristina Mkhitaryan, Roberta Mameli, Claire de Sévigné, Amina Edris, Renato Dolcini, Gianluca Buratto, Anicio Zorzi Giustaniani, François Lis, Cyril Auvity. Dirección: Leonardo García Alarcón. Dirección de escena: Lydia Steier. Coreografía: Demis Volpi. 21 de diciembre de 2019.

Por primera vez llegó al escenario del Grand Théâtre de Genève la ópera-ballet de Rameau Les Indes Galantes con una producción firmada por Lydia Steier y coreografía de Demis Volpi en una insólita colaboración con la compañía de Ballet del teatro. Colaboración que se saldó con un rotundo éxito y que hace pensar que debería estar más presente en las temporadas de Ginebra. Con esta obra, Rameau se apartaría de los cánones barrocos para representar la confrontación del amor y la guerra – “faites l’amour, pas la guerre”– y solo en el prólogo aparecerían los personajes míticos de l’Amour, l’Hébé y Bellecone, pero situaría los otros cuatro actos en lugares exóticos –de la época–, como Perú, Norteamérica, Persia y Turquía. Steier y Volpi componen un concepto cargado de simbolismo donde a partir de los dos dioses se establecen dos grupos confrontados: los partidarios del amor y los partidarios de un totalitarismo militar; ambos estarán presentes a lo largo de todos los actos de la producción.

El grupo del Amor –Hebé– es una sociedad que es libre de decidir su camino, gozar de sus cuerpos y de su creatividad plena. El amor se erige como sustituto de los valores democráticos, con una fuerte carga erótica. Por su parte, el grupo de la Guerra –Bellone–, representa a un sistema totalitario de fuerte poder autocrático. El grupo de la guerra se siente amenazado por la libertad intelectual, espiritual y artística del grupo del Amor. Su dominación total no permite ninguna libre iniciativa y presenta una constante represión sobre los intentos de libertad y de representación del amor puro. Todo ello sucede en un mismo espacio escénico, el de un teatro en decadencia, pero libre, que es ocupado por las fuerzas totalitarias de la guerra. De gran impacto – y gran resolución – fue la escena del terremoto y la erupción del volcán hinca, representados por un bombardeo aéreo. La coreografía de Volpi acompañó dicho concepto de manera magistral y con gran sentido teatral, donde persiguió la compenetración con Steier más que el lucimiento técnico de la compañía.

"Vocalmente hubo una clara protagonista, la soprano rusa Kristina Mkhitaryan en el triple rol de Hébé, Émilie y Zima"

Leonardo García Alarcón volvió a cosechar un sonoro éxito ante su Capella Mediterranea, después de arrasar en París con una versión hip-hop de Les Indes (crítica de ÓA). El músico argentino tiene ganado el favor del público ginebrino, y no es para menos. Con un gesto vibrante, pendiente del foso, pero también de los cantantes y del maravilloso Coro del Grand Théâtre. Sinfonías, danzas –qué maravillosa la chacona final–, momentos corales, como la exuberante invocación al Sol o las delicadas arias, todo ello resulta conmovedor de la mano de García Alarcón.

Vocalmente hubo una clara protagonista, la soprano rusa Kristina Mkhitaryan en el triple rol de Hébé, Émilie y Zima. Dotada con un instrumento de redonda belleza y de una depurada técnica, amén de una exquisita musicalidad, Mkhitaryan anduvo sobrada de medios, proyección y refinamiento estilístico para ofrecer una prestación de quitarse el sombrero. Si ya en su escena de entrada como Hébé, “Vous qui d’Hébé suivoz les lois”, dejó patente que lo suyo iba muy en serio, en “Vaste empire des mers” demostró una sobresaliente solidez técnica. Muy cerca anduvo la soprano canadiense Claire de Sévigné (Phani) quien también hizo gala de una excelente proyección y adecuación estilística que conjugaba estupendamente con el Don Carlos de Anicio Zorzi Giustiniani en unos dúos que resultaron pura dulzura. Renato Dolcini (Bellone/Osman/Adario) resultó más convincente dramáticamente que a nivel musical, con un canto engolado y estilísticamente muy dudoso.