CRÍTICAS
NACIONAL
Leonor Bonilla, breve y brillante en los segundos 'Gavilanes'
Madrid
Teatro de La Zarzuela
Guerrero: LOS GAVILANES
Reparto alternativo
Javier Franco, Sandra Ferrández, Alejandro del Cerro, Leonor Bonilla, Lander Iglesias, Esteve Ferrer, Ana Goya, Trinidad Iglesias y otros. Coro del Teatro de la Zarzuela. Orquesta de la Comunidad de Madrid. Dirección musical: Jordi Bernàcer. Dirección de escena: Mario Gas. 14 de octubre de 2021.
En el segundo reparto de Los Gavilanes (ver la crítica del primer reparto en este enlace), Javier Franco construyó un Juan seductor desde su primera intervención, que consiguió transmitir la seguridad en sí mismo que requiere el personaje y que va muy por encima del estatus económico que ostenta. Cantó con un fraseo limpio, impecable y un timbre que va incorporando poco a poco más sombras sin perder facilidad para el registro agudo y su consabida buena proyección. A nivel actoral se movió cómodamente en su papel de hijo pródigo llamado al liderazgo. Sandra Ferrández ofreció una visión de Adriana acorde con la vivencia del personaje, ciertamente torturada, aprovechando la profundidad del timbre y buenos matices en los pasajes más complicados. El aspecto dramático quedó algo más destemplado, aunque su «Amigos siempre amigos» se tuvo que repetir en más de alguna función.
Fantástica la pareja de jóvenes a los que el dinero no puede comprar integrada por Alejandro del Cerro y Leonor Bonilla, Premio ÓPERA ACTUAL 2019. El Gustavo del tenor santanderino fue comedido, dada la facilidad que se tiene ante este personaje de caer hacia el ornamento ligero y el agudo luminoso; la seguridad en toda la franja superior del registro y la elegante línea canora ayudaron a que se llevase las mayores ovaciones de la noche. Por el otro lado, la facilidad escénica de Leonor Bonilla como Rosaura es tan sobresaliente que apenas sale al escenario el público se olvida de que está en una representación; a eso le acompaña un uso extremadamente inteligente de sus recursos, que incluyen una elegante dirección en el canto y un grave aterciopelado. Fue el rol más convincente y el mejor teatralizado, algo muy meritorio teniendo en cuenta el poco tiempo del que dispone en escena.
La orquesta hizo lo que pudo y lo hizo bien, máxime si se tiene en cuenta las escasas dimensiones con las que tuvieron que dar salida al melodismo desaforado de Guerrero. Buen trabajo de Jordi Bernàcer, que no descuidó la línea del canto en ningún momento y procuró mimar los balances entre las secciones para que uno más uno parecieran tres. Alegría generalizada en el público, ya mucho más numeroso recuperada la normalidad del aforo. * Mario MUÑOZ, corresponsal en Madrid de ÓPERA ACTUAL
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