CRÍTICAS
INTERNACIONAL
Leah Crocetto, una Aida que promete
Bari
Teatro Petruzzelli
Verdi: AIDA
Nueva producción
Leah Crocetto, Roberto Aronica, Carmen Tociu, Abramo Rosalen, Vladimir Stoyanov, Romano Dal Zovo, Saverio Fiore, Nikolina Janevska. Dirección musical: Renato Palumbo. Dirección de escena: Mariano Bauduin. 11 de marzo de 2o22.
Aida es una obra que generalmente interpretan elencos muy desiguales y que resaltan la dificultad de los roles principales, pero la versión del Teatro Petruzzelli dio la vuelta a estas premisas con un reparto de calidad y en el que destacó una soprano norteamericana joven con una voz dulce, sin ninguna oscuridad en el passaggio, con graves sonoros sin forzar las notas de pecho y un agudo que iba del registro medio al más alto con pleno poder y sin pérdida de color. Quizás el único problema es que Leah Crocetto se mueve con dificultad, de acuerdo con sus posibilidades. La nueva producción, de tintes decimonónicos, mamotrética y llena de detalles cuestionables de Mariano Bauduin no ayudaron a la cantante en lo más mínimo, como tampoco lo hizo con los otros cantantes o con el coro. Se debe agregar que la voz de Crocetto es de excepcional calidad, aunque debería pasar un tiempo analizando cómo frasear de forma más inteligente. Así y todo, con ciertas reservas, esta es una Aida que promete.
Roberto Aronica sabe moverse por el escenario y si a su voz le toma tiempo asentarse (no es el primer tenor que tiene problemas con “Celeste Aida” ni será el último), finalmente acaba perdiendo acidez y encontrando su mejor sonido, llegado el dúo final convenciendo plenamente con un buen Radames. Carmen Topciu fue una imponente y elegante Amneris, dominante en cuanto a movimientos y siempre en control de su superioridad. Nacida en Alemania, la voz es típicamente italiana, clara, poderosa, de registro homogéneo, que recuerda a las grandes del pasado. Solo el agudo le creaba problemas, donde perdía color y apoyo, pero sin dejar de convencer en el rol, quizás dándole más fragilidad al carácter desesperado de su Amneris.
Muy resonante, de voz clara y penetrante resultó el Ramfis de Abramo Rosalen, e igualmente meritorio el Re de Romano Dal Zovo. Fue una gratísima sorpresa encontrarse con un Amonasro de tal calidad como el de Vladimir Stoyanov, quien exhibió un instrumento tremendamente expresivo, de calidad en todo el registro, moviéndose con fluidez y cantando con agresividad en su gran escena al borde del Nilo. Se deben también destacar el tenor Saverio Fiore proveniente de Bari, cuya voz parecía destinada a cantar el rol principal, tal era la belleza y técnica que le permitió destacar como Mensajero, y la joven Sacerdotisa de Nikolina Janevska, con una voz que sedujo a un público que había agotado las entradas para todas las funciones.
Excelente el coro de la casa, de sonido bien cuidado y expresivo en todas las secciones. Renato Palumbo dirigió una velada de sonido extremadamente ágil, obteniendo de su orquesta un rendimiento excepcional en todas las secciones. Atento a los detalles, inspirando a sus cantantes y al coro para ofrecer una función memorable, Palumbo se ha convertido en un director favorito en Bari. * Eduardo BENARROCH, colaborador de ÓPERA ACTUAL
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