Las voces se imponen a la metafísica en 'Il Trovatore' abaísta

Bilbao

21 / 05 / 2023 - Nora FRANCO MADARIAGA - Tiempo de lectura: 4 min

Print Friendly, PDF & Email
Trovatore ABAO Ekaterina Semenchuk y el Coro de Ópera de Bilbao en 'Il Trovatore' © ABAO Bilbao Opera / E. MORENO ESQUIBEL
Trovatore ABAO Anna Pirozzi en 'Il Trovatore' © ABAO Bilbao Opera / E. MORENO ESQUIBEL
Trovatore ABAO Juan Jesús Rodríguez, Riccardo Fassi y el Coro de Ópera de Bilbao en 'Il Trovatore' © ABAO Bilbao Opera / E. MORENO ESQUIBEL
Trovatore ABAO Una escena de 'Il Trovatore' en Bilbao © ABAO Bilbao Opera / E. MORENO ESQUIBEL
Trovatore ABAO Celso Albelo y Ekaterina Semenchuk en 'Il Trovatore' © ABAO Bilbao Opera / E. MORENO ESQUIBEL

ABAO Bilbao Opera

Verdi: IL TROVATORE

Clausura de la temporada

Celso Albelo, Anna Pirozzi, Ekaterina Semenchuk, Juan Jesús Rodríguez, Riccardo Fassi, Belén Elvira. Dirección musical: Francesco Ivan Ciampa. Coro de Ópera de Bilbao. Bilbao Orkestra Sinfonikoa. Dirección de escena: Lorenzo Mariani. Palacio Euskalduna, 20 de mayo de 2023.

Mientras los actos de clausura del Tutto Verdi daban sus últimos coletazos, el idilio de ABAO Bilbao Opera con el compositor de Busseto se reconfirmó en escena con el estreno anoche de Il Trovatore, título que despedía la temporada abaísta siendo el primer Verdi en dos décadas una vez acabado el faraónico proyecto. Ópera imprescindible del repertorio y de las más queridas del público, Il Trovatore es también una obra de altísima exigencia musical y vocal, para lo que la asociación bilbaína presentó un reparto con grandes nombres de la lírica actual, con voces verdianas de consolidada trayectoria junto a un debut en el rol titular.

Como Leonora, la soprano Anna Pirozzi mostró una voz llena, corpórea, pero al mismo tiempo ágil y rica en armónicos pese a que una dolencia transitoria le restó parte de la limpidez acostumbrada; con unos graves poco presentes, casi difuminados, destacó, sin embargo, su rotundo centro y un registro agudo poderoso, aunque escaso de dulzura. La mezzosoprano Ekaterina Semenchuk como Azucena cantó con voz cálida, aterciopelada y voluptuosa, con graves sonoros, oscuros y timbrados, bien equilibrados en el extremo superior con agudos cómodos, amplios y sin aristas; sorprendió su extensión dinámica, que enriqueció enormemente la gran interpretación que regaló de este personaje tan complejo.

"Juan Jesús Rodríguez exhibió una fabulosa y elegante línea de canto, haciendo alarde tanto de técnica como de vocalidad verdiana"

El Conte di Luna, otro personaje de gran trasfondo en la trama, fue encarnado por el barítono Juan Jesús Rodríguez, quien exhibió una fabulosa y elegante línea de canto, haciendo alarde tanto de técnica como de vocalidad verdiana por colores e inflexiones; dramáticamente impecable, demostró por qué es digno merecedor del Premio Tutto Verdi a la mejor voz masculina que ABAO Bilbao Opera le ha otorgado hace pocas semanas. En el debut en el papel de Manrico, uno de los más complejos y exigentes de todo el repertorio, el tenor Celso Albelo alternó una voz libre, franca, generosa y de hermoso color con otra a veces excesivamente controlada, casi sujeta a los resonadores nasales y de menor belleza, recurso lógico cuando se está ante un rol como este, más cuando el cantante tinerfeño está en plena ampliación de su repertorio verdiano.

Muy bien se escuchó a Riccardo Fassi como Ferrando, con una voz sugerente e interesante, y bien también Belén Elvira y el resto de comprimarios. En todo caso, hay que destacar la fabulosa participación en este montaje del Coro de Ópera de Bilbao, con perfecto empaste y ajustados en tempi, incluso en las complicadas intervenciones internas, gracias, en gran parte, al magnífico trabajo desde el podio de Francesco Ivan Ciampa quien, con gesto elegante y grandes dosis de energía, controló firmemente y en todo momento lo que sucedía sobre y bajo el escenario, manteniendo los delicados equilibrios y dominando los tempi, capitaneando una versión sólida y coherente que la Bilbao Orkestra Sinfonikoa completó a un altísimo nivel.

La dirección escénica de Lorenzo Mariani, con escenografía mínima y vestuario de William Orlandi, que prometía oscuridad, aires cinematográficos y metafísicos, salvó los muebles más que nada gracias al buen trabajo de iluminación de Fabio Berettin y a unas proyecciones de Mattia Diomedi que ayudaron a crear distintos ambientes en un escenario impúdicamente desnudo. La dirección de actores no destacó especialmente: plana y fría no ayudó en absoluto a los solistas. Menos mal que las voces llenaron lo que la metafísica no puede. * Nora FRANCO MADARIAGA, corresponsal en Bilbao de ÓPERA ACTUAL