CRÍTICAS
NACIONAL
Montiel y las manecillas del reloj de María Moliner
Oviedo
XXIX Festival de Teatro Lírico Español de Oviedo
Perera: MARÍA MOLINER
María José Montiel, César San Martín, Amparo Navarro, Fernando Campero, Damián del Castillo, Ana Nebot, Marina Pardo, Marina Rodríguez Cusí, Juan Noval-Moro, César Méndez, Abraham García. Dirección musical: Víctor Pablo Pérez. Dirección de escena: Paco Azorín. Teatro Campoamor, 16 de junio de 2022.
Cuando María Moliner escribió en una de las fichas con las que compuso su revolucionario Diccionario de Uso del Español la definición de la palabra ópera, no podía imaginar que ella misma se convertiría en tema para una de ellas. Tampoco que sería la música el canal para el redescubrimiento al público de su figura. La historia enseña cómo eran, qué aspecto tenían y cómo pensaban determinadas personalidades históricas. De tantas otras, muchas de ellas mujeres, se conoce demasiado poco. De ahí la necesaria reivindicación a través del arte de la vida y el legado de tantas olvidadas, entre ellas esta brillante lexicógrafa y bibliotecaria, de quien esta ópera narra diversas situaciones con las que María Moliner tuvo que lidiar. En ellas puede bucearse a través de las páginas de la biografía El exilio interior, escrita por Inmaculada de la Fuente, auténtica semilla en manos del responsable de este montaje, Paco Azorín.
El homenaje que el director de escena y escenógrafo, el compositor Antoni Parera y la libretista Lucía Vilanova dedican a Moliner cierra la XXIX edición del Festival de Teatro Lírico Español de Oviedo. Que la idea de la creación de esta ópera-documental partiese del lado de la escena determina el resultado final. El conjunto funciona, pero el fuego nace más del teatro y la palabra que de la música. Es el admirable desarrollo de la trama, con hechuras del West End, lo que mantiene enganchado al espectador. La partitura –destacable trabajo el del maestro Víctor Pablo Pérez al frente de Oviedo Filarmonía– tiene innegables momentos de hondo lirismo, principalmente en el segundo acto, pero la línea de canto, poco generosa con los intérpretes, a veces insistentemente repetitiva, brilla menos que el aparato escénico. Será interesante comprobar, en el caso de que permanezca en el repertorio, si el título escénicamente funciona en otras manos.
Del reparto reunido aquí solo María José Montiel formó parte del que, en 2016, estrenó la obra en el Teatro de La Zarzuela. Su encarnación de María Moliner es absoluta; la mezzo madrileña la ha interiorizado y se adueña de ella por completo, lejos de alguna licencia a la hipérbole. A destacar la seriedad del trabajo de César San Martín como Fernando Ramón y Ferrando, marido de Moliner, así como el registro cómico demostrado por Damián del Castillo como Sillón B de la RAE. Quizá la escena más redonda y plástica, junto con el camino hacia la palabra destino, acabó siendo el columpio final y la pesadilla del sufrido Goyanes (Fernando Campero), a las que Azorín y su equipo sacan todo el partido.
Las Académicas encarnadas por Ana Nebot, Marina Pardo, Marina Rodríguez Cusí y la ya mencionada Navarro, como feministas apariciones beatíficas, incorporaron sus papeles con naturalidad. Junto con los Almanaques –Juan Noval-Moro, César Méndez y Abraham García–, ayudan a dibujar la cuenta atrás del tiempo de la protagonista; y magnífico trabajo el del elenco de actrices, junto al coro titular del Festival, que en conjunto componen un mosaico que funciona como un reloj. Y sus manecillas, al moverse, suenan como las teclas de la máquina de escribir portátil que María Moliner utilizó para su titánico empeño. * Pablo GALLEGO, corresponsal en Oviedo de ÓPERA ACTUAL