CRÍTICAS
INTERNACIONAL
Las luces del festival: 'Wozzeck' y 'Le Prophète'
Aix-en-Provence
Festival Aix-en-Provence
Berg: WOZZECK
Nueva producción
Christian Gerhaher, Malin Byström, Thomas Blondelle, Brindley Sherrat, Peter Hoare, Robert Lewis, Héloïse Mas, Matthieu Toulouse, Tomasz Kuymiega, Lenny Bardet, Danila Frantou. Dirección musical: Simon Rattle. Dirección escena: Simon McBurney. 13 de julio de 2023.
Festival Aix-en-Provence
Meyerbeer: LE PROHÈTE
En versión de concierto
John Osborn, Elizabeth DeShong, Mané Galoyan, James Platt, Edwin. Crossley-Mercer, Guilhem Worms, Valerio Contaldo, Maxime Melnik, Hugo Santos, David Sánchez. Dirección: Mark Elder. 15 de julio de 2023.
Luces y sombras en esta edición del festival más prestigioso de Francia, que muchos han calificado de poco memorable ante la efeméride de su jubileo de diamante. Pero lo cierto es que en el Grand Théâtre de Provence se pudieron ver dos hitos musicales de gran calibre: la nueva producción de Wozzeck firmada por Simon McBurney, con Simon Rattle en el podio y protagonizada por Christian Gerhaher y Le Prophète de Meyerbeer con Mark Elder en el podio; ambos acontecimientos contando con la London Symphony Orchestra.
Con la primera y la más famosa de las óperas de Alban Berg, el festival se apuntó un gran tanto consiguiendo que McBurney, conocido actor, dramaturgo y director de escena, que tan poco navega por el mundo de la ópera, se hiciera cargo de esta producción. Él ahonda en la miseria humana, en la explotación y abuso a las clases más humildes, en el cinismo, y lo hace a través de cada detalle, de cada movimiento escénico, y con una escenografía basada en tres paredes, una puerta y dos cicloramas de Miriam Buether. Además, con la maravillosa iluminación de Paul Anderson y el sugerente vídeo de Will Duke consiguieron crear espacios inquietantes, a la vez que maravillosos: la consulta del médico, la casa de Marie o el lago donde se ahoga el protagonista. Un gran trabajo teatral, culminado por la magnífica coreografía de Leah Hausman –quien también firmaba la dirección escénica– que resultó un duro golpe en el corazón, en la retina, directo al alma.
Simon Rattle dirigió a su orquesta hasta la fecha –en 2024 será Pappano el director titular– con absoluta maestría y conocimiento de la partitura. Cada nota, cada detalle, cada frase, cada intervención están cuidados con sumo esmero. Rattle ahonda en la composición de Berg desafiante, ante la perplejidad de una partitura que juega entre el lirismo y lo grotesco, y con los momentos de mayor impacto sonoro.
Christian Gerhaher es un Wozzeck profundamente conmovedor, un verdadero animal escénico y un prodigio de musicalidad; no en vano, el barítono alemán ha hecho del malogrado protagonista, uno de sus caballos de batalla. Malin Byström dejó boquiabierto al público con su encarnación de Marie; escénicamente un personaje que se debate entre anhelar más en la vida y aceptar su inevitable destino y vocalmente, de gran impacto, proyección y capacidad dramática. Thomas Blondelle dibujó un Tambourmajor de gran calibre. El despreciable Hauptmann de Peter Hoare y el siniestro Doktor de Brindley Sherratt añadieron profundidad al elenco de villanos. Además, McBurney también quiso dotar a Hauptmann de un hijo, con apariencia militar, que se ríe del de Wozzeck al final de la ópera y le anima a saltar. Una imagen inquietante que simboliza la perpetuación del círculo vicioso.
Con la grand opéra de Meyerbeer, Le Prophète, la sinfónica de Londres se saldó otro gran hito en su participación en el festival veraniego. El prestigioso director británico Mark Elder, responsable artístico del sello Opera Rara durante poco menos de una década, fue el artífice del gran éxito que supuso esta versión de concierto sobrecogedora, en la que la orquesta, el coro y la batuta supieron defender como merece la partitura junto a un elenco sobresaliente que hizo fácil la terrorífica parte vocal, aun perdiendo los grandes movimientos escénicos y el ballet.
John Osborn se mostró como un Jean de Leyde maravilloso a pesar de que el rol demande de un instrumento de mayor peso, pero, con permiso de Spyres, Osborn es hoy el cantante que puede acometer los roles meyerbeerianos con mayor garantía gracias a su elegantísimo fraseo, su delicada musicalidad y a su sólido registro agudo. La cantante norteamericana Elizabeth DeShong hizo de Fidès –rol escrito para Pauline Viardot— una auténtica recreación; poseedora de una verdadera voz de contralto, de sólido registro grave y brillantes agudos, hizo lo que quiso en un rol también imposible y agotador. También estuvo maravillosa en el dúo “Pour garder à ton fils le serment”– de reminiscencias bellinianas—, junto a la Berthe de la joven soprano Mané Galoyan quien impresionó por su dulce y sólida interpretación.
Zacharie recayó en el bajo de contundente y cavernosa voz James Platt, que gustó mucho, junto a sus compañeros anabaptistas Valerio Contaldo (Jonas) y Guilhem Worms (Mathisen). Muy solvente también resultó el barítono Edwin Crossley-Mercer como Oberthal. * Albert GARRIGA, crítico de ÓPERA ACTUAL
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