‘L’Arxiduc’ y la ‘grand opéra’ contemporánea

Palma

28 / 11 / 2022 - Bàrbara DURAN - Tiempo de lectura: 3 min

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larxiduc-operaactual-osib-1.jpg Una escena del estreno absoluto de 'L'Arxiduc' © OSIB
larxiduc-operaactual-osib-1.jpg María José Montiel en el estreno absoluto de 'L'Arxiduc' © OSIB
larxiduc-operaactual-osib-1.jpg Una escena del estreno absoluto de 'L'Arxiduc' © OSIB

Orquestra Simfònica de les Illes Balears

Antoni Parera: L'ARXIDUC

Estreno absoluto

David Alegret, José Antonio López, María José Montiel, Pau Camero, Joan Martín Royo, José Manuel Sánchez, María José Moreno, Toni Aragón, Josep Miquel Ribot, Marisa Roca, Joan Laínez. Dirección musical: Pablo Mielgo. Dirección escénica: Paco Azorín. Teatre Principal, 25 de noviembre 2022.

Una ópera de argumento histórico. Una escenografía que es, sin duda, el universo de Paco Azorín: rampas, animales simbólicos casi irreales, cambios escénicos rápidos y eficaces. El escenario no es sino toda la sala, porque coro y solistas aparecen por la platea y los laterales, obligando al público a ser parte de la escena, a lo que se suman grabaciones en directo de los narradores y textos explicativos que aparecen proyectados en tiempo real en las pantallas colgadas del escenario. Aun sin contar con grandes masas corales ni escenografías fastuosas, en el estreno absoluto de L’Arxiduc todo apuntaba a que el género de la grand opéra no ha muerto, sino que ha adaptado su grandiosidad a una moderna escenificación. En este sentido, esta nueva ópera mallorquina abre camino.

Había mucha expectación ante esta obra que se ambienta en los años previos a la Primera Guerra Mundial. El archiduque Luis Salvador de Habsburgo y Lorena (1847-1915) es conocido por sus estudios de carácter antropológico, científico y cultural sobre las Islas Baleares, miembro destacado de una familia aristocrática con un papel destacado en el estallido de la guerra, un trasfondo histórico que integra el argumento. El libreto de Carme Riera desdobla al personaje en dos momentos vitales, un Archiduque anciano y otro joven, que combinan la narración con el devenir de momentos históricos que afectan a un nutrido grupo de personajes: el secretario Erwin, las niñas Antonietta y Teresse, Antonietta madre, el emperador Francisco José, los archiduques Francisco Fernando y Rodolfo, la amante mallorquina Catalina Homar, la archiduquesa madre, voces del pueblo y, finalmente, el joven amante, Wladislaw.

"El tenor David Alegret se hizo cargo del joven Luis Salvador, en una interpretación atenta y mesurada que quizás necesitaba arriesgar hacia una mayor tensión y proyección sonora"

El barítono José Antonio López encarnó al Archiduque anciano que repasa sus últimas voluntades convirtiendo en testigo a su secretario de historias íntimas y familiares jamás contadas. El barítono estuvo brillante en la emisión y en la presencia escénica en un papel que bordó desde su aproximación dramática, aun con una dicción opaca. El tenor David Alegret, por su parte, se hizo cargo del personaje joven en una interpretación atenta y mesurada que quizás necesitó arriesgar hacia una mayor tensión y proyección sonora. Se apreció un rico equilibrio vocal entre todas las voces masculinas, incluyendo los roles más breves a cargo de José Manuel Sánchez, Joan Láinez, Pau Camero y Joan Martín-Royo.

Maria José Montiel ya había cantado obras de Antoni Parera Fons, como cuando fue protagonista de la anterior ópera del compositor, María Moliner. En las dos breves apariciones como la joven amante Catalina Homar la mezzo madrileña dejó claro su excelente momento vocal con una emisión clara y una luminosa aproximación al canto; desde su primera aparición en el patio de butacas, con un sombrero de paja y su llamativa presencia escénica, fue protagonista de uno de los momentos mágicos de L’Arxiduc.

Parera Fons ofrece aquí una orquestación de factura impecable, unos coros de sonoridad casi irreal, unas secciones cantadas que beben directamente de la herencia wagneriana. Su composición es dúctil y acompaña a un texto rico y complejo bien solucionado también por la superposición de planos cronológicos resuelta con la escenografía, siempre espectacular, de Paco Azorín. La grand opéra renace en un nuevo formato.  * Bàrbara DURAN, corresponsal en Palma de ÓPERA ACTUAL