La tortura de Santa Juana

Madrid

08 / 06 / 2022 - José María MARCO - Tiempo de lectura: 2 min

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Cotillard Real / operaactual.com Marion Cotillard como Santa Juana en el Teatro Real © Teatro Real / Javier DEL REAL
Juana Real / operaactual.com 'Juana de Arco en la hoguera', en la producción de Àlex Ollé en el Teatro Real © Teatro Real / Javier DEL REAL
Juana Real / operaactual.com 'Juana de Arco en la hoguera', en la producción de Àlex Ollé en el Teatro Real © Teatro Real / Javier DEL REAL
Juana Real / operaactual.com 'Juana de Arco en la hoguera', en la producción de Àlex Ollé en el Teatro Real © Teatro Real / Javier DEL REAL

Teatro Real

Honegger: JUANA DE ARCO EN LA HOGUERA

Versión escenificada

Marion Cotillard, Sébastien Dutrieux, Sylvia Schwartz, Elena Copons, Enkelejda Shkosa, Charles Workman, Torben Jürgens, Camilla Tilling. Coro y Orquesta Titulares del Teatro Real. Pequeños Cantores de la Jorcam. Dirección musical: Juanjo Mena. Dirección de escena: Àlex Ollé (La Fura dels Baus). 7 de junio de 2022.

Arthur Honegger compuso su Juana de Arco en la hoguera como un oratorio dramático. La obra parte del estatismo propio de esta forma musical, pero alcanza alguna forma de dramaturgia próxima a lo escénico. En realidad, su dramatismo nace de su partitura, un resumen de las vanguardias de su tiempo con una orquesta de grandes dimensiones e instrumentos nuevos como las ondas Martenot y con una mezcla de estilos muy diferentes, desde antífonas gregorianas al jazz, sin miedo a las grandes oleadas orquestales que desembocan en un universo próximo a lo atonal. Por lo demás, los once cuadros de los que consta la obra no presentan progresión dramática y, entre el cine y los misterios medievales, giran en torno a la misma situación: la de la santa contemplando el transcurrir de su vida desde la hoguera que está a punto de consumirla, que fue la idea con la que Paul Claudel se puso a escribir el libreto.

Al igual que cuando se ponen en escena de otros oratorios –algo frecuente: los postmodernos añoran lo sagrado– no hay forma de recomponer la situación. Y Àlex Ollé, de La Fura dels Baus, tampoco lo consigue, por mucho que haga lo que le gusta y que sabe hacer muy bien: acumular máquinas, movimientos e imágenes. Tal vez habría resultado un poco más creíble de no esforzarse tanto por decir lo obvio para dejar algo a la imaginación del espectador. Pero en este montaje eso no es así. El espectáculo se despliega inmisericorde con profusión de torturas y también con diversas obscenidades, incluida la provocación de la velada, que es la exhibición de genitales por parte de unos cuantos participantes. Al final, no se sabía bien dónde estaban los torturados, si en la pobre Juana ardiendo en su hoguera –detalle muy conseguido gracias a un vídeo de gran efecto–, o en la sala… Bien es verdad que el público aplaudió a rabiar, salvo alguna protesta.

"El Coro apenas deja el escenario durante toda la función: ductilidad, matización, dinámicas, cohesión… Un trabajo admirable, de los que quedan en la memoria"

La actriz francesa Marion Cotillard asumió el rol protagonista y le infundió esa fragilidad y esa ingenuidad un poco impostadas tan propias de la actualidad, motivo probable de su éxito. El también actor Sébastien Dutrieux le dio la réplica, en su perfecto francés, como Padre Dominique. La amplificación de sus voces, en todo caso, contribuyó a la frialdad del espectáculo. La soprano Sylvia Schwartz dio vida, con un instrumento límpido, a una ejemplar Virgen. Elena Copons fue una estupenda y muy humana Marguerite y Enkelejda Shkosa, siempre bienvenida, logró comunicar la emoción propia de su Catherine. Los cantantes –Charles Workman y Torben Jürgens incluidos– fueron lo más humano de todo. Lo fue en particular el Coro, que apenas deja el escenario durante toda la función: ductilidad, matización, dinámicas, cohesión… Un trabajo admirable, de los que quedan en la memoria. No tanto la Orquesta, un tanto imprecisa y divagante. Sin duda mejorará en las siguientes funciones. Al frente de todo estuvo el director Juanjo Mena, que asumió con valentía un reto casi imposible y logró sacarlo adelante. A modo de preludio, se puso en escena la maravillosa La Demoiselle élue, de Debussy, con Enkelejda Shkosa y una evocadora Camilla Tilling de protagonista.  * José María MARCO, corresponsal de ÓPERA ACTUAL en Madrid