CRÍTICAS
NACIONAL
La ‘Tabernera’ resiste en La Zarzuela
Madrid
Teatro de La Zarzuela
Sorozábal: LA TABERNERA DEL PUERTO
Reparto alternativo
Sofía Esparza, Rodrigo Esteves, Antoni Lliteres, Rubén Amoretti, Ruth González, Vicky Peña, Pep Molina, Ángel Ruiz, Abel García, Agus Ruiz, Didier Otaola y Ángel Burgos. Dirección musical: Óliver Díaz. Dirección de escena: Mario Gas. 20 de noviembre de 2021.
Hace tres años y medio comenzaba la crítica del segundo reparto de La tabernera del puerto indicando que los paros habían ocasionado que aquel fuese a la postre el estreno, a cuenta de la polémica con la posible absorción del Teatro de La Zarzuela. Hoy son otros motivos —la huelga de los técnicos del INAEM— los que han hecho que de nuevo el estreno sea con el hipotético segundo reparto. En cualquier caso, lleno de antaño en el coliseo madrileño para una de las obras más presentes en el imaginario sentimental del público.
La producción de Mario Gas fue en su estreno y sigue siendo modélica, estéticamente prodigiosa y sin ambiciones de protagonismo. Se sustenta en un Cantabreda poblado de construcciones de piedra oscura que se pierden a la vista, convocando a la vez la sencillez de las arquitecturas de otros tiempos y la asfixia social inherente a ellos, cuando las dinámicas amorosas se manejaban con otra gramática. Lo sobrio de la apuesta permite que los hechos tengan sentido en aquel entorno sin necesidad de actualizar la narrativa visual. Algunos de los puntos dramáticamente más comprometidos, como el naufragio del tercer acto, se superaron mezclando proyecciones y figuración real, sin fuegos de artificio y con un uso sabio de las especiales características del espacio escénico de la Zarzuela.
La Marola que propuso Sofía Esparza mostró más rabia que fragilidad. Buena parte de esa fiereza estuvo en el canto, de emisión clara y directa, bien colocada en los agudos y con mimbres dramáticos más que suficientes. No es fácil dibujar a esta mujer atrapada, inocentemente seductora que no lucha contra la fuerza de un hombre sino frente a la pura convención. Por su parte Antoni Lliteres cumplió con holgura en el canto, con fraseo inteligente y aprovechando la libertad que le regaló Óliver Díaz en “No puede ser”. En el aspecto actoral aún queda algún recorrido para que se equilibre con el canto.
Fantástico el oscuro Juan de Eguía de Rodrigo Esteves, que ya ha regalado más de un buen papel en La Zarzuela, como aquel Pablo de Maruxa. Aquí consigue presentar un retrato sólido de este hombre perseguido por sus fantasmas que se derrumba durante el tercer acto. Su romanza “No te acerques” fue un catálogo de recursos vocales al servicio del drama, y se llevó una merecida ovación. Poco nuevo que decir de Ruth González, que ya emocionó actoral y vocalmente hace tres años y aquí repite ardor y dulzura en su amor limpio de adolescencia. Gran nivel del resto del reparto, con el convincente Simpson de Rubén Amoretti y un coro muy homogéneo.
Óliver Díaz al frente de la ORCAM presumió de colores y de gestión de balances, algo fundamental en la música de Sorozábal, y prestó espacio a los cantantes moderando volumen y dinámicas cuando se requería. Felicidad en el público, como quien se encuentra con un viejo y querido amigo. * Mario MUÑOZ, corresponsal en Madrid de ÓPERA ACTUAL