La severa atmósfera bíblica de Pizzi para Moisés y el Faraón

Pésaro

09 / 08 / 2021 - Mauro MARIANI - Tiempo de lectura: 2 min

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Moïse Et Pharaon Rossini Opera Festival / operaactual.com Una escena de 'Moïse et Pharaon' en el Rossini Opera Festival de Pésaro © Rossini Opera Festival / AMATI BACCIARDI
Moïse Et Pharaon Rossini Opera Festival / operaactual.com Erwin Schrott y Vasilisa Berzhanskayana en una escena de 'Moïse et Pharaon' en el Rossini Opera Festival de Pésaro © Rossini Opera Festival / AMATI BACCIARDI
Moïse Et Pharaon Rossini Opera Festival / operaactual.com Una escena de 'Moïse et Pharaon' en el Rossini Opera Festival de Pésaro © Rossini Opera Festival / AMATI BACCIARDI

Rossini Opera Festival

Rossini: MOÏSE ET PHARAON

Nueva producción

Roberto Tagliavini, Eleonora Buratto, Vasilisa Berzanskaya, Monica Bacelli, Erwin Schrott, Andrew Owens, Alexey Tatarintsev, Nicolò Donini, Matteo Roma. Dirección musical: Giacomo Sagripanti. Dirección de escena: Pier Luigi Pizzi. Vitifrigo Arena, 6 de agosto de 2021.

Moïse et Pharaon, representada en París en 1827, y Mosè in Egitto, que lo fue en Nápoles en 1818, son dos óperas en cierta manera distintas. La mitad de la música de la versión francesa es casi totalmente nueva y las partes que proceden de la versión italiana fueron ampliamente modificadas por Rossini, que además reescribió los recitativos, particularmente importantes en esta ópera, añadiendo además los ballets. La versión napolitana es más concentrada e intensa, mientras la versión francesa, aunque añade hermosas páginas, es más dispersiva. Ambas son, sin embargo, obras maestras y hace bien el Festival Rossini alternándolas en su programación.

"En sintonía con la severa atmósfera bíblica de la obra, Pizzi diseñó una escenografía menos suntuosa de lo habitual y que le daba la posibilidad de situar a solistas y coro en modo conveniente"

Pier Luigi Pizzi, que ya puso en escena en Pésaro la versión italiana, firma ahora la dirección de escena, la escenografía y el vestuario de esta nueva producción de la versión francesa. En sintonía con la severa atmósfera bíblica de la obra, diseñó una escenografía menos suntuosa de lo habitual en él, con varias peanas de alturas unidas entre sí por escaleras y rampas y una pasarela que rodeaba a la orquesta le daban la posibilidad de situar a solistas y coro en modo conveniente en unos cuadros tan grandiosos como estáticos. Podría decirse de esta puesta en escena que repite de manera un tanto cansina el típico estilo Pizzi, pero con toda seguridad este jovenzuelo de 91 volverá a montar pronto espectáculos llenos de vida y de ideas, como ocurrió en su última ópera ofrecida en Pesaro, Il barbiere di Siviglia.

Con los dos excelentes bailarines Maria Celeste Losa y Gioacchino Starace y un cuerpo de baile de solos cuatro elementos, el coreógrafo Gheorghe Iancu consiguió mantener la atención del público a lo largo de las largas escenas de danza. Giacomo Sagripanti gobernó con precisión la compleja partitura, siendo un ejemplo el final del segundo acto que implica a todos los personajes con el coro y la orquesta, confiriendo una irresistible grandiosidad. Pero si exaltó de modo casi exclusivo la grandiosidad de la ópera, exigiendo a la óptima  Orquesta Sinfónica Nacional de la RAI sonoridades fuertes y oscuras, lo hizo a costa de esos otros colores que enriquecen la música rossiniana y obligando a los cantantes a forzar sus voces hasta el límite.

Fueron estos últimos la carta ganadora de la función. Roberto Tagliavini, aun no siendo un bajo profundo, dio a su Moïse no solo la gravedad y la autoridad del profeta bíblico, sino también la espiritualidad de la sublime plegaria final. Erwin Schrott fue un Pharaon de voz amplia, sonora y bien timbrada, aunque su estilo no fuese el más apropiado para Rossini. Vasilisa Berzanskaya interpretaba el papel de Sinaide, la esposa del faraón, y se hizo admirar por su voz  plena, homogénea y extensa desde el registro de contralto hasta las notas más agudas por la inmaculada agilidad y la propiedad estilística, siendo aplaudida entusiásticamente. Eleonora Buratto y Andrew Owens protagonizaron el imposible y atormentado amor entre la joven hebrea Anai y Amenophis, el hijo del faraón, uniendo la pasión al sentido del estilo, aun al precio de alguna nota forzada. Bien asimismo los intérpretes de los papeles de menor empeño. Mauro MARIANI, corresponsal en Roma de ÓPERA ACTUAL