CRÍTICAS
NACIONAL
La sátira musical antiestalinista de Shostakóvich
Madrid
Teatro Fernando de Rojas-Círculo de Bellas Artes
Shostakóvich: ANTI-FORMALIST RAYOK
Alexander Teliga, bajo. Judith Jáuregui, piano. Dirección de escena: Johannnes Stepanek. Coro Titular del Teatro Real. Teatro Fernando de Rojas, 26 de marzo de 2023.
En pleno estalinismo, a finales de los años 40 del pasado siglo, el Estado soviético promulgó la doctrina según la cual solo se compondría música popular, melódica y agradable, y se prohibían aquellas composiciones empeñadas en experimentar con la disonancia, una práctica hermética y ajena al gran público, lo que en la Unión Soviética se llamaba las masas. Se trataba también de imponer un arte propiamente ruso frente al cosmopolitismo de compositores proclives al aburguesamiento como Prokófiev, Khachaturian y, claro está, Shostakóvich.
La “campaña antiformalista” de 1948 dio pie a este último a empezar a componer, probablemente ese mismo año, una breve cantata satírica que tituló Anti-Formalist Rayok, o Asamblea anti formalista. (“Rayok” es el equivalente ruso a lo que aquí, en vocabulario teatral, se llama “paraíso”). La obra de Shostakóvich permite, por tanto, asistir a una de aquellas reuniones en los que se fijaba el estilo y la estética correcta ante una asamblea unánime y agradecida. Stalin es el primero en tomar la palabra y deja bien claro que hay que componer música para el pueblo. Viene luego Zhdánov, el creador de la doctrina que lleva su nombre, que hará un elogio de uno de los bailes rusos que más gustaban a Stalin. Y llega por fin, en una parte escrita más tarde, otro burócrata que evocará, equivocándose en la acentuación (algo imperdonable para un ruso), algunos de los grandes nombres de la música nacional como único ejemplo a seguir. Todo ello presentado por un maestro de ceremonias que se encarga de dar paso a los oradores e indicar a los asambleístas lo que deben pensar y, sobre todo, aplaudir.
En la puesta en escena del Teatro Real y del Teatro Fernando de Rojas-Círculo de Bellas Artes, los cuatro papeles corrieron a cargo del magnífico bajo polaco Alexander Teliga, que canta también en las funciones de La Nariz de Shostakóvich en el Real. De voz suntuosa y expresiva, extraordinariamente ágil, y con una presencia escénica versátil y llena de humor, Teliga recreó a la perfección la parodia con la que el compositor se burló de quienes le hicieron la vida imposible. Ni que decir tiene que la obra no se estrenó hasta mucho después del fallecimiento del compositor. El Coro Titular del Teatro Real, dividido en dos grupos, demostró una vez más su solvencia canora y, como es habitual, su excelente preparación dramática, que le permite actuar y cantar como si estuviera divirtiéndose.
Excelente Judith Jáuregui al piano, con un acompañamiento envolvente y denso, lleno de matices. Previamente, Jáuregui había interpretado el precioso Álbum para niños y la suite, bastante más inquietante, titulada Aforismos, las dos de Shostakóvich: un gran recital de sofisticación y sencillez estética.
En la puesta en escena sobria y eficaz de Johannes Stepanek se echó de menos algún retrato de Stalin o cualquier otro símbolo comunista que podía haber sido fácilmente proyectado de fondo. Y cabe preguntarse también, en vista de cómo han evolucionado las cosas desde entonces, si Shostakóvich no habría escrito luego una sátira sobre la música formalista que aquí defiende. Eso sin tener en cuenta las ortodoxias estético-ideológicas de la actualidad. Por una vez, no habría estado de más alguna de esas audaces actualizaciones hoy tan frecuentes… * José María MARCO, corresponsal en Madrid de ÓPERA ACTUAL
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