La polémica 'Norma' de Yona Kim

Hamburgo

13 / 03 / 2020 - Andrea MERLI - Tiempo de lectura: 4 min

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Marina Rebeka, protagonista de la programación con dos óperas y un recital © Hamburg Staatsoper / Hans JÖRG MICHEL
Marcelo Puente fue un convincente Pollione © Hamburg Staatsoper / Hans JÖRG MICHEL
Rebeka Norma Marina Rebeka en la producción de 'Norma' de Yona Kim © Hamburg Staatsoper / Hans JÖRG MICHEL

Staatsoper Hamburg

Bellini: NORMA

Nueva producción

Marina Rebeka, Diana Haller, Marcelo Puente, Liang Li, Dongwon Kang, Gabriele Rossmanith. Dirección: Matteo Beltrami. Dirección de escena: Yona Kim. 8 de marzo de 2020.

Esta nueva producción de Norma de la Ópera de Hamburgo es un ulterior ejemplo del Regietheater, esta vez a cargo de la coreana Yona Kim, con escenografía de Christian Schmidt, vestuario de Falk Bauerle, proyecciones de vídeo de Philip Baussmann y dramaturgia de Angela Beuerle. El público, en los saludos finales, abucheó con ganas a los artífices de la vertiente visiva del espectáculo. Obviamente no había ni rastro de romanos ni de druidas. Clotilde –una estupenda Gabriele Rossmanith– asumía el papel de máxima protagonista de la historia tanto en el aspecto musical como en la sumisión a las indicaciones de la regia, que ya no le asignaba funciones de comprimaria, sino que le hacía presenciar y contribuir a todo el desarrollo de la ópera. Cabía deducir que en otro tiempo habría sido una de las muchas víctimas del procónsul.

"Marina Rebeka aportó intensidad en el fraseo, adecuación e intensidad en el acento, riqueza de armónicos, extensión y vigor en los agudos 'di forza' y una impecable musicalidad"

La parte musical significó una gran fiesta partiendo de la protagonista, Marina Rebeka, que confirmó ser una Norma de mucho respeto. Aunque la dirección escénica la convierta en una especie de terrorista, en el momento de oficiar el rito supo expresar una arrolladora personalidad por intensidad en el fraseo, la adecuación y la intensidad del acento, a los que se unía la riqueza de armónicos, la extensión y el vigor de los agudos di forza y una impecable musicalidad. Apreciable su dominio de las agilidades en la cabaletta “Ah, bello a me ritorna” y admirable en el manejo de las dinámicas con sugerentes piani y pianissimi sabiendo modular la voz en toda la gama, lo que le valió un triunfo que compartió con la mezzosoprano de Fiume Diana Haller, Adalgisa no menos sutil y de emisión perfecta, brillante en los Do que la partitura le asigna, con unos agudos de falcon que podrían en el futuro garantizar también una creíble interpretación del rol de Norma.

Marcelo Puente es un intérprete generoso, de hermoso timbre varonil y de perfecta cuadratura musical, aun con una emisión del registro agudo que tiende a quedarse atrás, muy apreciado por el público por un rendimiento que fue a más una vez dejada atrás el aria de salida. Modestia vocal e interpretativa la aportada por el bajo chino Liang Li en el papel de Oroveso, no obstante su prestigio internacional, y prometedor, en cambio, el Flavio del tenor coreano Dongwon Kang, un elemento joven de la Academia del teatro.

Ocupaba el podio Matteo Beltrami,  que en Hamburgo suele tener a su cargo el repertorio italiano y que alternando con las Normas dirigirá también el Otello verdiano en la próxima reposición del montaje ideado por Calixto Bieito. Al frente de una orquesta ejemplar en todos los sentidos, por limpieza y brillantez de sonido, fue un firme apoyo para los solistas, haciendo cantar a la orquesta como es de rigor en este repertorio e imponiendo un ritmo que resaltaba el dinamismo de la acción. Con ello la música compensaba lo que al espectáculo le faltaba de aura romántica y belliniana en esta obra de lucha interior y de mundos enfrentados. Beltrami brindó un gran relieve la escena coral “Guerra, guerra”, revestida de toda su bárbara violencia, siendo obligado también mencionar la brillante participación del coro de la Ópera de Hamburgo.