CRÍTICAS
INTERNACIONAL
La sofisticada simplicidad de 'Dialogues des carmélites'
Toulouse
Théâtre du Capitole
Poulenc: DIALOGUES DE CARMÉLITES
Anaïs Constans, Anaïk Morel, Janina Baechle, Catherine Hunold, Jodie Devos, Jean-François Lapointe, Thomas Bettinger, Vincent Ordonneau, Jean Boutillier. Orchestre national du Capitole. Dirección: Jean-François Verdier. Dirección de escena: Olivier Py. 26 de noviembre de 2019.
La sofisticada simplicidad de la puesta en escena de Olivier Py de estos Dialogues de carmélites creó un marco adecuado a la música de Francis Poulenc. El conjunto de ambas llegó al fondo que demanda la sórdida historia –sacada de un hecho real– de aquellas pobres mujeres que no quisieron ceder a la violencia para conservar su fe. Por lo demás, el director de escena aprovechó con arte y ciencia los pormenores de la historia, la escenografía de Pierre-André Weitz, la música y las voces para recrear el mundo de la Revolución Francesa, visto mayormente por quienes lo afrontaban. Señálese el cuadro horrible de las decapitaciones, escenificado de manera simbólica, pero manteniendo íntegro el efecto gracias en particular a la música y al silencio final.
Jean-François Verdier, al frente de la Orquesta Nacional del Capitole, sostuvo a los cantantes, dando a todos la posibilidad de expresar sus emociones y, al tiempo, fue aumentando la intensidad de la música instrumental acompañando así la progresión de la tragedia de Dialogues que debía acabar de modo ineluctable en el asesinato de estas carmelitas.
Las cantantes llevaron a cabo sus cometidos con gran sentido artístico. Perfectamente inteligibles en sus recitativos y en sus líneas de canto, autoritarias o sumisas, caracterizaron vocalmente sus personajes a la perfección. Anaïs Constans matizó las dudas ante el martirio de su personaje –Blanche–, joven nacida en un medio aristocrático, deseosa de vivir la vida –oración y sacrificio– de una monja del Carmelo. Anaïk Morel se mostró muy expresiva en el trágico papel de la madre Maria, la única superviviente, a su pesar, de la comunidad. Janina Baechle, la madre superiora, expresó su desesperación ante la muerte –por enfermedad–, con el aplomo de una mujer de gran carácter, mientras que Catherine Hunold, su sucesora, se mantuvo firme en su cargo frente a la guillotina. Finalmente el público apreció muy particularmente el trabajo de Jodie Devos en el papel de la ingenua novicia Constance.
También las voces masculinas aportaron su piedra al edificio. Jean-François Lapointe fue un Marquis de la Force de gran lujo y Thomas Bettinguer interpretó con gran eficacia el papel del hermano de Blanche. Vincent Ordonneau, el Capellán, y Jérôme Boutillier, Thierry y otros personajes, fueron muy justamente aplaudidos.
Py aprovechó con gran sentido dramático las posibilidades físicas de la magnífica sala del Capitole de Toulouse para desplegar al coro (Alfonso Caiani) en su interior, dando así un relieve muy particular y de gran efecto a las escenas en las que se manifestaba con fuerza el pueblo revolucionado.
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