CRÍTICAS
NACIONAL
La ópera volvió al Campoamor con una sonrisa
Oviedo
Ópera de Oviedo
Ravel: L'HEURE ESPAGNOLE / Poulenc: LAS MAMELLES DE TIRÉSIAS
Inauguración de la 73ª temporada
Maite Beaumont, Joel Prieto, Francisco Vas, Régis Mengus, Felipe Bou, David Menéndez, Sabina Puértolas, Anna Pennisi, David Oller, Pablo García-López. Orquesta Sinfónica del Principado de Asturias. Dirección: Maximiano Valdés. Dirección de escena: Emilio Sagi. Teatro Campoamor, 4 de septiembre de 2020.
La Ópera de Oviedo se ha reivindicado, una vez más, como una de las casas líricas más serias del país, merced a una ejemplar apertura de temporada. Ha trabajado duro estos últimos meses para adecuar la temporada lírica del Teatro Campoamor a la realidad actual derivada de la pandemia de la Covid-19, codo con codo con las autoridades sanitarias del Principado y con el Ayuntamiento de Oviedo. El resultado ha sido un estreno ordenado, de perfecta organización, con poco más del cuarenta por ciento del aforo del teatro reunido para el espectáculo.
El primer proyecto de la temporada recién iniciada apostó por un original programa doble con protagonismo de la lírica española del siglo XX, Maurice Ravel, con L’heure espagnole y Francis Poulenc y Les mamelles de Tirésias. Ambas obras subieron, por primera vez, al escenario del Campoamor y lo hicieron con enorme éxito y aceptación por parte del público.
Fue una noche muy emocionante, después de meses con el teatro cerrado y sirvió, además, para homenajear al director de escena Emilio Sagi que empezó su carrera en este teatro en 1980 con la dirección de La Traviata de Giuseppe Verdi. La principal sala de ensayos del teatro llevará, a partir de ahora, su nombre.
Enlazó Sagi con su maestría habitual ambos títulos. L’heure con su tono vodevilesco y su ritmo pautado al milímetro, como no podía ser de otra forma si de relojes se habla. Los tipos humanos extraordinariamente dibujados y, además, contando con la complicidad de un reparto que se entregó al máximo en las dos óperas. Tras la pausa, Les mamelles dejó ver por duplicado la locura surrealista que Poulenc construye sobre el texto de Apollinaire. Un espacio escénico en dos planos fue el perfecto marco de acción para los disparates de Tirésias, con un tono queer bien adecuado al espíritu de una obra que nos llega hablando de muchos asuntos que aún están de actualidad.
Buen trabajo, especialmente en el Ravel, de Maximiano Valdés al frente de la Sinfónica del Principado y volcados todos los intérpretes, desde el ballet, pasando por el coro o los repartos protagonistas. Debe, asimismo, reconocerse su capacidad para mantener la sonoridad original de ambas obras con una plantilla orquestal muy reducida por las prescripciones sanitarias.
Maite Beaumont se lució en L’heure como Concepción. Impecable su prestación vocal y escénica la suya que propició un debut por la puerta grande en la Ópera de Oviedo. No se quedaron atrás ni Joel Prieto como Gonzalve, ni Régis Mengus como Ramiro o el Torquemada de Francisco Vas y el Don Íñigo de Felipe Bou.
Sabina Puértolas fue en Les mamelles de Tirésias una soberbia Thérèse. Su intervención fue un alarde de energía vocal e interpretativa. La que es una de las voces españolas de mayor interés y, a día de hoy, de proyección internacional, se reivindica cada día sobre los escenarios con nuevos retos que demuestran su versatilidad estilística. No se quedó atrás el marido, un Régis Mengus extraordinario que exhibió un perfecto dominio del personaje; o un David Menéndez acertadísimo en el doble rol del director del teatro y gendarme: poderío vocal y desenvoltura escénica total la suya. Hay que anotar también la buena actuación de Anna Pennisi, David Oller, Francisco Vas o Pablo García-López. Dos repartos, en fin, comandados por cantantes españoles. Un ejemplo que debería marcar la pauta en otros teatros del país porque su capacidad está a la altura, incluso a veces la supera, de muchos de sus colegas extranjeros.
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