La nueva creación invade el Liceu

Barcelona

16 / 11 / 2020 - Antoni COLOMER - Tiempo de lectura: 4 min

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Elena Tarrats en la actual 'Darrer missatge' © Gran Teatre del Liceu / Antoni BOFILL
Lídia Vinyes-Curtis en 'Cállate' © Gran Teatre del Liceu / Antoni BOFILL
La soprano María Hinojosa con Marc Charles, violinista de 'No és res urgent' © Gran Teatre del Liceu / Antoni BOFILL
La soprano Elena Copons con la violinista Judit Bardolet en 'Dànae recorda' de Magrané © Gran Teatre del Liceu / Antoni BOFILL
Marta Fiol en 'Voraç bellesa' © Gran Teatre del Liceu / Antoni BOFILL
Maria Dolors Aldea en la magnífica 'Per precaució' de Raquel García-Tomàs © Gran Teatre del Liceu / Antoni BOFILL

Gran Teatre del Liceu

SIS SOLOS SOLES

Estreno absoluto. En 'streaming'

Obras de Agustí Charles, Mario G. Cortizo, Raquel García-Tomás, Joan Magrané, Lucas Peire i Francesc Prat. Intérpretes: Maria Dolors Aldea, Elena Copons, María Hinojosa, Marta Fiol, Elena Tarrats y Lídia Vinyes-Curtis. Dirección: Francesc Prat. Dirección de escena: Marc Rosich. 15 de noviembre de 2020.

El proyecto Sis Solos Soles impulsado por el Gran Teatre del Liceu en coproducción con Òpera de Butxaca i Nova Cració, un conjunto de seis monólogos femeninos de nueva creación y en formato de cámara, ha sido una víctima más de la clausura de teatros a causa de la pandemia. Una lástima, pues proyectos como este, que cuenta con compositores, escritores, instrumentistas y cantantes del país, constituyen un estímulo imprescindible en un momento en el que el horizonte que se otea presenta amenazantes nubarrones. Los seis monólogos que conforman Sis Solos Soles, que solo ha podido verse en streaming, plantean situaciones diversas con dos epicentros temáticos comunes: la mujer y la soledad. Mujeres distintas en situaciones distintas y momentos vitales distintos, desde las angustias de la adolescencia hasta la conmovedora despedida de la vida. Es importante añadir que, pese a presentar estas seis creaciones como monólogos, bien podrían calificarse de dúos, pues todas ellas, con la excepción del segundo, a cappella, cuentan con el trascendental acompañamiento de un solo instrumento que, en general, tiene tanta o más importancia que la parte vocal.

El primero de los seis monodramas se titula Darrer missatge y tiene como temática la relación de una adolescente con el mundo exterior a través de las redes sociales, cuantificable a través de likes. La música es del percusionista Mario G. Cortizo, quien se encarga también de interpretarla al lado de la cantante Elena Tarrats, especializada en el teatro musical. El estilo de Cortizo se diferencia considerablemente de la del resto de autores, con un lenguaje básicamente tonal y sin prejuicios a la hora de desarrollar frases melódicas que Tarrats sabe aprovechar. El acompañamiento de la percusión, magníficamente interpretado por su autor, es de considerable riqueza e imaginación, coqueteando con elementos pop y grooves que recuerdan el estilo de una compositora como Rosalía. Menos inspirado es un concepto escénico muy limitado en su espacio, algo sorprendente teniendo en cuenta que está dirigido, como el resto de monólogos, por Marc Rosich que precisamente es el autor de este libreto. Un texto irregular que, en su intento de traducir el lenguaje de una adolescente de hoy acaba sonando forzado y artificioso, ganando enteros cuando se desenvuelve en una esfera más poética.


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De auténtico tour de force hay que calificar lo que hace la mezzo Lídia Vinyes-Curtis en el monólogo Cállate, con música de Francesc Prat quien, además, es el director musical de toda la propuesta. Este único monólogo en lengua castellana está escrito para voz a cappella. El único acompañamiento que tiene esta mujer al borde del suicidio es el silencio, que se acaba erigiendo en contrapunto de la voz. La cantante se entrega con convicción y medios a una línea vocal expresiva solo por momentos y un texto disperso y plagado de lugares comunes a cargo de Oriol Pla.

Más interesante en conjunto resultó No és res urgent, que aportó un toque de humor negro y desesperado. La obra de Agustí Charles remite claramente a La voix humaine, pues la protagonista trata de contactar en vano con un amante que jamás llegará a ponerse al teléfono. El autor propone un diálogo entre el violín, interpretado por Marc Charles y que, a modo cuasi wagneriano, es donde radican los verdaderos sentimientos de la protagonista, y la soprano que se engaña permanentemente. Ambos intérpretes rinden a gran nivel, destacando ese animal escénico que es María Hinojosa, capaz de traducir con convicción cualquier reto. La obra, con momentos dramáticos y otros hilarantes, encuentra su mayor hándicap en el parco desarrollo de la situación dramática y en un mensaje que acaba siendo repetitivo.

Muy esperada era la aportación de Joan Magrané quien, a través de un libreto de Helena Tornero, narra una dramática historia de abusos e incesto. Como único espacio escénico, una escalera que lleva al sótano donde tuvo lugar la tragedia. Elena Copons, que ya había colaborado con Magrané en una ópera anterior, disPLACE, encarna con dramatismo a la víctima de esta Dànae recorda acompañada por una espectacular Judit Bardolet al violín. Precisamente el virtuosismo y dramatismo en la escritura de la parte de violín contrasta con una poco estimulante propuesta vocal que tiende a utilizar más el parlato que el canto, llevando la obra al género del melodrama.

Voraç bellesa, con música de Lucas Peire y libreto de Cristina Cordero, pretende ser hilarante y servirse de un humor surrealista retratando las peripecias musicales, gastronómicas y sexuales de una soprano al final de su carrera. Una propuesta corta de vuelo tanto musical como teatral. Desde un punto de vista musical juega a la metaópera, con referencias a famosos títulos operísticos interpretados por esta decadente y neurótica cantante interpretada con histrionismo por Marta Fiol. Le acompaña, al violonchelo, un involucrado Àlex Rodríguez Flaqué.

No cabe duda que el monólogo que se lleva la palma es el último de todos, titulado Per precaució. Hay compositores que, más allá de su calidad musical, tienen instinto teatral y Raquel García-Tomás es uno de ellos. La obra, con texto de Victòria Szpunberg, se centra en los últimos días de una mujer anciana que solo encuentra consuelo en el mundo de los recuerdos que la compositora plasma con una capacidad poética hipnótica apoyada por dos intérpretes en estado de gracia. La veterana soprano Maria Dolors Aldea encuentra aquí el papel de su vida, desgranando el texto con una simplicidad y profundidad conmovedora. Cada mirada y cada gesto muestran una sabiduría y una fusión con el personaje extraordinarias. A su lado, el arpista José Antonio Domené se confirma como uno de los mejores de su instrumento en la actualidad; apoyándose en la creatividad de García-Tomás, convierte su arpa en una auténtica orquesta, con una paleta cromática de apabullante amplitud. Un monólogo, éste, que probablemente tendrá amplio recorrido.

Es de justicia cerrar este comentario resaltando dos aspectos: por un lado, una mención a Òpera de Butxaca i Nova Creació, que coproduce el espectáculo y que desde hace 25 años se ha convertido en un motor decisivo en la creación operística contemporánea de nuestro país. Y por otro subrayar la importancia de una iniciativa como ésta y felicitar a sus responsables. El Liceu, como todas las grandes instituciones musicales del país, deben contribuir a la promoción y la difusión de la obra de los creadores e intérpretes locales. Proyectos como Sis Solos Soles son, no solo un ejemplo de compromiso sino también el camino a seguir.

* Los vídeos que se insertan en esta crítica estarán disponibles en el Canal YouTube del Gran Teatre del Liceu solo hasta el 22 de noviembre.