La juventud, reina de los 'Viernes de ópera'

Oviedo

18 / 09 / 2023 - Pablo GALLEGO - Tiempo de lectura: 4 min

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manon oviedo Una escena de 'Manon' con el reparto alternativo © Ópera de Oviedo
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manon oviedo Una escena de 'Manon' con el reparto alternativo © Ópera de Oviedo

Ópera de Oviedo

Massenet: MANON

Reparto alternativo

Alexandra Nowakowski, Juan Noval-Moro, Frederic Jost, César San Martín, Moisés Marín, Pablo López, Ana Nebot, María Heres, Serena Pérez, Abraham García. Orquesta Sinfónica del Principado de Asturias. Coro Titular de la Ópera de Oviedo (Coro Intermezzo). Dirección musical: Nuno Coelho. Dirección de escena: Emilio Sagi. Teatro Campoamor, 15 de septiembre de 2023.

La pulsión de Manon por exprimir la vida y disfrutar de ella sin pensar en las consecuencias más allá de su propia felicidad –así como su momento de reflexión sobre lo fugaz de la juventud— se aquilatan en la famosa gavotte que reina en el tercer acto de la ópera de Massenet. El título con el que, aquel 18 de septiembre de 1948, el Teatro Campoamor levantaba de nuevo el telón tras su restauración, ha sido el elegido como puente de las celebraciones por el 75º aniversario de temporadas líricas ininterrumpidas en el escenario de la capital asturiana que viene celebrando la Ópera de Oviedo, incluyendo en la programación una función con reparto alternativo al de las sesiones de abono para el ya asentado Viernes de ópera. Una velada pensada, precisamente, para celebrar la juventud, tanto sobre el escenario como en el patio de butacas.

Hasta una vez superada la pausa estipulada, entre los dos cuadros del tercer acto, en la sala estuvo presente el temor a que el concierto inaugural de las fiestas de San Mateo se colase en el Campoamor —con la exmecano Ana Torroja sobre un gran escenario levantado a poco más de cien metros del Teatro—, dificultando el discurrir operístico. En la platea el ruido exterior se percibió en un par de ocasiones solo como un retumbar lejano —que, según parece, fue algo más intenso bajo la caja escénica—, lo que no borra este sinsentido organizativo. Igual que tampoco parece posible evitar la aparición estelar de algún teléfono móvil.

Más allá de esta circunstancia la función transcurrió, de forma generalizada, siguiendo una línea de notable corrección, pero algo huérfana de corazón, sin llegar a alcanzar esa verdad capaz de atravesar la pared invisible que separa al público de los artistas. Manon está lejos de ser un título sencillo o parte del repertorio más habitual. Son muchos los números de enorme dificultad a afrontar (aquí con un ajustadísimo número de ensayos) y la sensación que ha dejado esta velada es que la oportunidad acabó, en cierto modo, escurriéndose entre los dedos. Inasible por diferentes razones —siendo el idioma una de ellas— tanto en el escenario como para parte de la audiencia, menos apegada a la tradición y que recibe las propuestas de estos viernes de forma más orgánica.

"Resulta necesario destacar el dedicado trabajo de Alexandra Nowakowski en el rol titular, para el que optó por mantener un intenso y férreo control"

Para la protagonista, cada función de Manon es una carrera de fondo en cinco actos con numerosos momentos de extrema exigencia vocal y dramática. Por ello, resulta necesario destacar el dedicado trabajo de Alexandra Nowakowski en el rol titular, para el que optó por mantener un intenso y férreo control, sin dejarse llevar hasta, ya con el deber cumplido, el acto de la muerte en esa carretera a Le Havre convertida en cárcel de mujeres. Como la inocente Manon, la soprano polaco-americana, becada este curso por la Fundación ÓPERA ACTUAL, fue asentándose y ganando confianza, tras algunos momentos en los que pareció querer que la función avanzase a mayor velocidad. Su desempeño destacó especialmente en su naturalista adiós a la vida y en la ya mencionada gavotte, con un brillante registro agudo y bellos adornos, llamados a roles de mayor ligereza.

El tenor asturiano Juan Noval-Moro, con intervenciones dignas de atención en anteriores Viernes de óperapara recordar ha qeudado su Rodolfo en La Bohème— da vida al Caballero Des Grieux con arrojo y oficio, dejando momentos de considerable belleza en los pasajes más dulces, como “En fermant les yeux, je vois là-bas…” del segundo acto o el acto conclusivo, o casi heroicos en el decisivo cuarto acto en el Hotel Transilvania, que en conjunto resultó el más equilibrado y completo en esta función.

Cumplidor el Lescaut de César San Martín, que pudo desequilibrar más la balanza a su favor en la escena en Cours-la-Reine, e interesante material de partida en la vocalidad del bajo Frederic Jost, evidente en las partes habladas pero algo lastrado por una emisión inestable en ciertos momentos del acto en Saint-Sulpice, más allá de una juventud que, a pesar del esfuerzo en la caracterización, dificultaba entrar en la línea argumental de su personaje.

Tanto para el resto de habitantes del personal universo de Manon, que han participado en todas las funciones programadas, como en todo lo relativo al magnífico desempeño de Nuno Coelho —director titular de la Orquesta Sinfónica del Principado de Asturias (OSPA) y debutante en la temporada— o a la lograda producción firmada por Emilio Sagi, la impresión es coincidente con la crítica del estreno el pasado día 10 (ver crítica en este enlace). Lograr una unidad estética y funcional como esta, capaz de conjugar el ajuste teatral y escénico con una evidente economía de medios, y dotarla, además, de una evocadora belleza, es digno de elogio. Una nueva lección magistral. Porque no siempre se tendrán 20 años, pero eso no implica, necesariamente, dejar de ser joven.  * Pablo GALLEGO, corresponsal en Oviedo de ÓPERA ACTUAL