La España soñada y la Francia ideal

Madrid

29 / 03 / 2023 - José María MARCO - Tiempo de lectura: 3 min

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Crebassa Madrid Marianne Crebassa y el pianista Joseph Middleton © CNDM / Rafa MARTÍN

Centro Nacional de Difusión Musical

Recital de MARIANNE CREBASSA

XXIX Ciclo de 'Lied'

Obras de Claude Debussy, Jesús Guridi, Isaac Albéniz, Jules Massenet, Maurice Ravel, Manuel de Falla y Frederic Mompou. Joseph Middleton, piano. Teatro de La Zarzuela, 27 de marzo de 2023.

El debut de la mezzo francesa Marianne Crebassa en el Ciclo de Lied del Teatro de La Zarzuela estuvo dedicado a Victoria de los Ángeles, que inauguró esta propuesta musical allá por 1994. Excelente referencia, porque además del arte exquisito de la soprano barcelonesa, y de la belleza de su voz, De los Ángeles se movió con soltura en este repertorio exigente —y fascinante— que es la música vocal hispano-francesa. Hispano-francesa, porque los franceses recrean una España soñada, o bien porque los compositores españoles hacen suyo un estilo propiamente francés para renovar su propia tradición, sin miedo a llegar a la gran españolada paródica y teatral, como la Séguidille de las Tres melodías francesas de Falla, con su “véritable” Manola fumando cigarrillo tras cigarrillo en los toros.

"Fue extraordinario cómo una voz despejada y juvenil como la de Marienne Crebassa se hizo con las canciones de Debussy de sensualidad crepuscular"

Crebassa se complace en recordar la nacionalidad española de dos de sus abuelos, y, sea cual sea el alcance de las filiaciones familiares, la cantante demostró tener el carácter necesario para enfrentarse a estas canciones, así como voz, técnica y sensibilidad para cubrir todo el amplísimo espectro expresivo que requieren. No sin ironía, empezó y terminó con sendas evocaciones griegas. Primero cantó las Tres canciones de Bilitis, de Debussy, una obra maestra de sutileza hecha de medias voces, filados y una paleta infinita de colores: fue extraordinario cómo una voz despejada y juvenil como la de Crebassa se hizo con esta obra de sensualidad crepuscular. Al final, llegaron las Cinco melodías populares griegas de Ravel. Cubren en parte un registro similar, pero también afrontan contrastes y expansiones rítmicas y dinámicas que parecen pensadas para la frescura de una voz dispuesta siempre a afirmarse con rotundidad. En medio, las canciones del Combat del somni de Mompou volvieron a explorar ese registro de lo indecible, tan difícil y tan exigente, que expresa el amor más puro. Muy presente estuvo aquí Victoria de los Ángeles.

Guridi, del que Crebassa cantó cuatro de las Seis canciones castellanas (sin contar la propina, un magnífico “Llámale con el pañuelo”), le dio la oportunidad de adentrarse en la más fina visión de la música popular española tratada, para mejor aquilatar su esencia, con ideas venidas de París: aquí la memoria va a De los Ángeles, a Berganza y a Lorengar, pero con la aportación de unos graves ricos y aterciopelados, llenos de fuerza. Con “¡Vivan los que ríen!”, de La vida breve, Crebassa demostró que también es una gran tragédienne, de las que hoy no sobran: se lo permite la suntuosidad de su voz. Es de esperar que pronto dé vida a Salud en alguno de los principales teatros de nuestro país.

El gran pianista Joseph Middleton acompañó con solvencia y sensibilidad, que demostró también en las preciosas versiones de los Rumores de la Caleta, de Albéniz y de La soirée dans Grenade de Debussy. Crebassa no podía dejar pasar la ocasión de recordar por qué se ha convertido en una cantante de ópera de primer orden, y como propina final se lanzó a una versión espectacular, por el carácter y el colorido, de la Seguidilla de Carmen* José María MARCO, corresponsal en Madrid de ÓPERA ACTUAL