Kristina Mkhitaryan impresiona en el segundo ‘Onegin’

No se quedó atrás Josep Bros, un Lensky activado por una muy buena forma vocal, una dicción impecable y una línea de canto que convirtió su “Kuda, kuda” en una experiencia única. Iurii Samoilov fue un protagonista bien trabajado y dotado de un timbre agradecido pero su canto fue algo desparramado en ocasiones, lo que no impidió que fuese cálidamente festejado por el público al final. Adam Palka –esta vez sí se trataba de un verdadero bajo– fue un Gremin excesivamente joven en la figura pero bien asentado vocalmente, recibiendo igualmente grandes aclamaciones tras su aria del tercer acto. Cumplieron sin agobios Cristina Faus y Mireia Pintó como Olga y Larina, quedando un tanto borrosa la Filipievna de Janina Baechle, mucho menos convincente que su veterana e irreductible colega italiana del primer reparto. El público aplaudió mucho al final, no registrándose protesta alguna por las veleidades escénicas. Debieron pensar los espectadores que ahora el Onegin se hace así.  * Marcelo CERVELLÓ, crítico de ÓPERA ACTUAL