Kaufmann se entrega con el Otello más humano

Nápoles

03 / 12 / 2021 - Mauro MARIANI - Tiempo de lectura: 3 min

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otello-kaufmann-sancarlo-operaactual Una escena del nuevo montaje de Mario Martone © Teatro di San Carlo / Luciano ROMANO
otello-kaufmann-sancarlo-operaactual Jonas Kaufmann (Otello) y Maria Agresta (Desdemona) © Teatro di San Carlo / Luciano ROMANO
otello-kaufmann-sancarlo-operaactual Jonas Kaufmann (Otello) y Maria Agresta (Desdemona) © Teatro di San Carlo / Luciano ROMANO

Teatro San Carlo

Verdi: OTELLO

Nueva producción

Maria Agresta, Jonas Kaufmann, Igor Golovatenko, Manuela Custer, Alessandro Liberatore. Dirección musical: Michele Mariotti. Dirección de escena: Mario Martone. 28 noviembre 2021.

Este Otello fue un espectáculo perfecto, con una interpretación musical y una realización escénica de un nivel altísimo, profundamente integradas para ofrecer una interpretación coherente e innovadora de la última ópera dramática de Verdi. La ambientación era moderna: aquí Otello era el comandante de un ejército occidental en misión en el Oriente Medio y ni él ni Desdemona viven en un palacio renacentista, sino en las tiendas y barracones de un destacamento militar en los que su atuendo no es de sedas y terciopelos, sino de una indumentaria mimética. El director de escena Mario Martone no traslada la acción a la actualidad para seguir la moda ahora dominante, sino para poner de manifiesto la modernidad de los personajes verdianos convertidos en seres humanos parecidos al público asistente en lugar de figurar como héroes melodramáticos.

"El tenor alemán siguió la línea trazada por Jon Vickers o Plácido Domingo y más que a un monolítico héroe guerrero personifica a un hombre con sus dudas y debilidades en el que combaten el amor y los celos, la violencia y el arrepentimiento"

Jonas Kaufmann no se comportó en absoluto como un divo narcisista sino como un auténtico artista y se integró perfectamente en el espectáculo. La voz no es tan potente como la de los famosos Otellos del pasado –como Mario del Monaco–, pero es suficientemente flexible para poner de relieve la naturaleza de un personaje complejo, contradictorio y moderno como Otello. El tenor alemán siguió la línea trazada por Jon Vickers o Plácido Domingo y más que a un monolítico héroe guerrero personifica a un hombre con sus dudas y debilidades en el que combaten el amor y los celos, la violencia y el arrepentimiento. No hay en esta ópera una página que Kaufmann no analice a fondo con inteligencia y sensibilidad –con una perfecta dicción italiana, además– con puntas en su interpretación de momentos como el doliente “Dio! mi potevi scagliar” del tercer acto o el interiorizado susurro sobre el cadáver de Desdemona en la escena final.

Desdemona no aparecía aquí como una mujer débil y sometida, ya que muchos detalles de la música de Verdi revelan su carácter fuerte e independiente. No escapó este detalle a Maria Agresta, en quien la dulzura de las frases de amor del dúo del primer acto o de su conmovedora Ave Maria se alternaría con la dureza y la energía de sus enfrentamientos con Otello, siempre sin menoscabo de la pureza del timbre. Igor Golovatenko diseñó un óptimo Yago, que en esta versión del regista ya no es el personaje diabólico que maneja a Otello como a una marioneta sino un sencillo soldado que ve frustradas sus expectativas y quiere vengarse de sus superiores. Perfectos los intérpretes de los papeles secundarios, entre los que destacaron Alessandro Liberatore como Cassio y Manuela Custer como Emilia. Fundamental para el éxito del espectáculo resultó la dirección musical de Michele Mariotti, tan acertada en las páginas espectaculares –como la de la tormenta– como en las más íntimas y recogidas.  * Mauro MARIANI, crítico en Italia de ÓPERA ACTUAL