CRÍTICAS
NACIONAL
'Júpiter y Semele', o el estrago de la fineza
Zaragoza
Auditorio de Zaragoza
Literes: JÚPITER Y SEMELE
En versión de concierto
María Espada, Maite Beaumont, Sabina Puértolas, Víctor Cruz y Lucía Caihuela. Al Ayre Español. Dirección: Eduardo López Banzo. 8 de febrero de 2021.
Con el patrocinio de la Sociedad Filarmónica de Zaragoza se ofreció en versión de concierto esta desconocida y antigua zarzuela española un día después de su paso por Madrid. La obra, rescatada por Eduardo López Banzo (fue el encargado de la transcripción y edición de la partitura y el libreto) volvió a la vida en una exhumación mirifica evocando su estreno el 9 de mayo de 1718 en el Teatro de la Cruz de Madrid.
Cuando se estrenó, su autor, el mallorquín Antonio de Literes, ya era un reputado compositor. Tenía la virtud de combinar en sus zarzuelas el estilo tan peculiar español (coros o cuatros, estribillos, tonadas y seguidillas sobre versos de métrica tradicional) con otros de carácter italianizante, que estaban tan en boga en el siglo XVII. Esta feliz combinación convierte la partitura de Júpiter y Semele en una simbiosis melódica ensoñadora. El libreto de José Cañizares y los diálogos, naturalmente, son totalmente en español, adornados de un tema pastoril dentro de la mitología olímpica, con versos cortos para conseguir un hermanamiento de lo español, más antiguo, y el modernismo italiano de la época.
Se da el caso de que el peso de la zarzuela recae en voces femeninas, dejando, en un agravio histórico, la voz humana masculina en un papel simbólico comprimario. Hay que destacar pues a las eminentes sopranos María Espada y Sabina Puértolas, que hicieron unos auténticos alardes canoros en dúos, ariosos, arias da capo y romanzas. La mezzo Maite Beaumont, cumplió. También estuvieron correctos, en sus pequeños roles, Lucia Caihuela y el barítono Víctor Cruz, que también actuó como maestro de ceremonias contando los entresijos del argumento.
A destacar sobremanera, la orquesta Al Ayre Español, bajo la dirección desde el clave de Eduardo López Banzo que, independientemente de los instrumentos tradicionales, añade flauta de pico, viola da gamba, archilaúd y guitarras barrocas, no faltando, para la parte española, una gran interpretación de las castañuelas y de una lámina metálica que emite unos sonidos marinos e intempestivos increíbles, a cargo del gran percusionista Marc Clos. Un gran espectáculo.
CRÍTICAS RELACIONADAS