Juntas y revueltas, puro nervio en el Campoamor

Oviedo

17 / 12 / 2019 - Cosme MARINA - Tiempo de lectura: 3 min

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A la izquierda, Diego Torre en una imagen del primer reparto © Ópera de Oviedo / Iván MARTÍNEZ
Torre y Lundgren, junto a Maria Katzarava © Ópera de Oviedo / Iván MARTÍNEZ
Una imagen de la producción de Guy Joosten, que intentó unir las dos óperas en un mismo espectáculo © Ópera de Oviedo / Iván MARTÍNEZ

Teatro Campoamor

Leoncavallo: PAGLIACCI / Zemlinsky: UNA TRAGEDIA FLORENTINA

Nueva producción

Diego Torre, Maria Katzarava, John Lundgren, Juan Noval-Moro, Isaac Galán. Dirección: Will Humburg. Dirección de escena: Guy Joosten. 15 de diciembre de 2019.
La Ópera de Oviedo realizó una original propuesta uniendo Pagliacci de Ruggero Leoncavallo con Una tragedia florentina de Alexander von Zemlinsky, en lugar de hacerlo con su habitual compañera de viaje, Cavalleria rusticana de Mascagni. La mezcla no acabó de funcionar del todo porque ambas obras representan dos mundos estéticos muy diferenciados. El supuesto hilo conductor de la pasión y los celos fue muy endeble y obligó al director de escena, Guy Joosten, a realizar modificaciones en la trama argumental con el fin de forzar la unidad entre ambas. El resultado perjudicó claramente a Pagliacci, con un final desdibujado y sin la necesaria tensión dramática. Escenográficamente se replicó la platea del Campoamor en un juego meta-teatral que tampoco aportó demasiado y al que apenas se le sacó partido. El uso en algún pasaje del propio patio de butacas como escenario tampoco tuvo efectos significativos en esta nueva producción de escaso interés.
"En 'Pagliacci' el tenor Diego Torre se alzó con el triunfo de la velada por su Canio descarnado, abrupto, dotado de una vocalidad opulenta de enorme seguridad en el registro agudo'
En Pagliacci el tenor Diego Torre se alzó con el triunfo de la velada por su Canio descarnado, abrupto, dotado de una vocalidad opulenta de enorme seguridad en el registro agudo. A su lado también brilló la Nedda de Maria Katzarava, interpretada con buen temple y, también, especialmente acertada en la zona alta. No tuvo, sin embargo, acierto John Lundgren en el prólogo muy apurado en las notas más comprometidas si bien acabó supliendo estas carencias con una buena aportación dramática como Tonio. Muy bien desenvuelto, vocal y actoralmente, el Beppe de Juan Noval-Moro y correcto, aunque algo falto de proyección, el Silvio de Isaac Galán. Estupenda la prestación del Coro de la Ópera de Oviedo, en uno de sus mejores trabajos esta temporada.
En Una tragedia florentina el trío protagonista –Torre, Lundgren, Katzarava– se lució plenamente, ajustados a un canto más declamatorio que estilísticamente estuvo mucho mejor resuelto. La ópera de Zemlinsky se representaba por vez primera en el Campoamor y, quizá por ello, tuvo una acogida más fría que la de Leoncavallo, que sí contó con el favor del público.
Buscando también la unidad, desde el foso, y al frente de la Orquesta Sinfónica del Principado de Asturias, Will Humburg potenció el discurso sinfónico de ambas obras y también aquí la partitura de Zemlinsky salió beneficiada de su versión, mientras que la lectura de Leoncavallo quedó un tanto plana y falta de imaginación.
Le está costando a la temporada en curso –ya solo queda una ópera en enero para completarla– salir de la medianía. Es de esperar que el nuevo año permita cerrar el ciclo lírico por todo lo alto.