CRÍTICAS
NACIONAL
Juan Diego Flórez, de la elegancia del canto
Santander
Festival Internacional de Santander
Recital de JUAN DIEGO FLÓREZ
Obras de Donizetti, Verdi, Barrera, Serrano, Pérez Soriano, Giménez, Sorozábal, Soutullo, Vert, Mascagni y Puccini. Oviedo Filarmonía. Dirección: Guillermo García Calvo. 14 de agosto de 2023.
Juan Diego Flórez llenó la Sala Argenta del Palacio de Festivales de Santander con un concierto a priori muy bien estructurado, que basó la primera parte en arias de óperas de Donizetti, que en principio le son afines, y en el repertorio verdiano. Después llegaron las romanzas de zarzuela, con un programa variado, que exige de la voz recursos diferentes. La orquesta elegida fue la Oviedo Filarmonía, que bajo la dirección de Guillermo García Calvo, demostró contar con medios más que suficientes para las obras escogidas.
El tenor se apoyó en un canto elegante, siempre fluido, con una técnica capaz de ahondar en unas formidables cualidades canoras. El canto legato, las medias voces, una línea vocal siempre refinada, encontraron su máximo exponente en arias como “Una furtiva lagrima” o “Tombe degli avi miei…Fra poco a me ricovero”. Esta última, un soliloquio de frases largas, delicadas, sin por eso renunciar a la carga desoladora propia del personaje de Edgardo. Al pasar a Verdi, en “Forse la soglia attinse” de Un ballo in maschera y en “O fede negar potessi… Quando le sere al placido…L´ara o l´avello” de Luisa Miller, Flórez mantuvo la fidelidad a las partituras, pero necesitó de una voz más robusta, más plena, que le hubiera permitido conjugar con mayor eficiencia los momentos cargados de lirismo con los de empuje dramático. Algo que, en particular, se evidenció en el recitativo de Rodolfo, que requirió más impulso. Al tiempo que bordó frases como la inicial de “Quando le sere al placido”, no logró ir aumentado la tensión, ni darle la acentuación y el cuerpo necesario al posterior “L´ara, o l´avello”, aunque los agudos sí que fueran incisivos. Se echó de menos una coloración más pastosa.
En la zarzuela, Flórez dominó el fraseo, siempre nítido, los acentos y los juegos dinámicos. Aunque existieran diferencias reseñables a la hora de abordar un “Adiós, Granada”, que quizá precisó más empuje, o “Bella enamorada”, memorable por su canto ligado y emotivo.
El director Guillermo García Calvo compenetró perfectamente a la orquesta con el tenor, e hizo de esta un instrumento flexible, capaz de adentrarse en el fraseo y la esencia dramática, tanto de la ópera como de la zarzuela. Estuvieron muy afortunados en todas sus intervenciones. Reseñar, como mero ejemplo, su interpretación de las oberturas de Roberto Devereux y Luisa Miller.
Concluyó el concierto con una conmovedora y emotiva versión de “Che gelida manina”. Después en la tanda de propinas, Flórez recurrió a las canciones, que acompañó a la guitarra, para concluir con un Granada interpretado junto a la orquesta.
En definitiva, un exitoso concierto, que contó con un Juan Diego Flórez generoso en el planteamiento y el desarrollo de su actuación, durante el que mostró un alto nivel canoro y fue capaz de dejar su impronta de gran artista. Junto a él, una Oviedo Filarmonía y un director versátiles, que demostraron conocer a fondo las características de la ópera y la zarzuela. * Agustín ACHÚCARRO, colaborador de ÓPERA ACTUAL
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