CRÍTICAS
NACIONAL
Javier Camarena, del bel canto a los mariachis
Madrid
Teatro Real
Recital de JAVIER CAMARENA
Obras de Donizetti, Verdi, Massenet, Chapí, Moreno Torroba, Sorozábal, Chabrier, Consuelo Velázquez, Agustín Lara, Rubén Fuentes y Silvestre Vargas, José Alfredo Jiménez, Federico Méndez, Rubén Fuentes, y Elpidio Ramírez y Pedro Galindo. Dirección: Iván López-Reynoso. Orquesta Ciudad de Granada. Mariachi Sol de América. 12 de julio de 2023.
El tenor mexicano Javier Camarena volvió al Teatro Real, que le adora, para un recital puesto bajo la advocación del eclecticismo y la variedad. Empezó, como corresponde a su talante de lírico, con “Talor nel mio delirio”, de Maria de Rudenz de Donizetti, entonada según los cánones más estrictos del bel canto romántico, una lección prodigiosa, aunque un poco fría y algo seca, quizás porque era la página de arranque. Vino después una espléndida “La mia letizia infondere”, cantada a plena voz con todo el slancio que exige esta página sublime.
Lo más sorprendente llegó después, con dos famosísimas arias de Massenet entonadas con intensidad y acentos casi veristas, muy lejos de la intimidad emocional que suelen caracterizar la interpretación de estas páginas. Particularmente memorable resultó la rendición de la muy dramática y teatral “Ah! Fuyez douce image”, de Manon, de evocaciones casi tan puccinianas como francesas. Una versión afectuosa y sentimental del “De este apacible rincón de Madrid” con otra plenamente exhibicionista y demagógica, como corresponde, del “No puede ser” de La tabernera del puerto pusieron un broche de oro a la prestación estrictamente lírica, de algo más de veinte minutos, del tenor.
A partir de ahí se entró en un terreno muy distinto, como es el del bolero. Aquí Camarena intentó plegarse a las exigencias expresivas de un crooner, para las que sus fabulosos recursos vocales y técnicos resultan al mismo tiempo excesivos e insuficientes. Se desvirtúa un poco la emoción de este tipo de canción, como quedó aún más patente en una versión extraña y discontinua, sin pulir del todo, de la Granada de Lara.
El registro y la atmósfera volvieron a cambiar cuando salió a escena el Mariachi Sol de América, un excelente conjunto de cuerdas y metales, y Camarena dejó de lado cualquier escrúpulo para coger el micrófono y cantar a pleno pulmón piezas tan conocidas como La malagueña de Ramírez y Galindo y El rey de José Alfredo Jiménez. En la primera abusó un poco de su técnica tenoril con algunas notas sostenidas interminables, como si pretendiera apabullar al público, algo que consiguió en buena medida. En la segunda, intentó, con éxito relativo —podía haber sido mayor de haber puesto más empeño—, la participación de quienes le veían desde el patio de butacas. Un espectáculo divertido, en cualquier caso, y bienvenido en este sofocante mes de Madrid. En la parte más convencional de la velada, acompañó al cantante la Orquesta Ciudad de Granada, uno de los grandes conjuntos orquestales españoles actuales por su claridad, su transparencia y su precisión.
Dirigió el maestro mexicano Iván López-Reynoso, con dos enérgicas interpretaciones, muy a tono con lo que estaba haciendo Camarena, de las oberturas de Anna Bolena y Les vêpres siciliennes. Más frío, aunque muy solvente, estuvo en el preludio de La Revoltosa y aún más en la España de Chabrier, que sonó a una pieza de Stravinsky. No es mala idea. En plena Semana de la Ópera celebrada por el Real, el recital se proyectó, con gran éxito, a un público congregado fuera, en la Plaza de Isabel II, que desde su pedestal se sonreiría con la música popular mexicana. * José María MARCO, corresponsal en Madrid de ÓPERA ACTUAL
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