Imaginando el 'Viaje de invierno'

Barcelona

29 / 03 / 2021 - Antoni COLOMER - Tiempo de lectura: 2 min

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Xavier Sabata Un momento del 'Winterreise' dirigido por Rafael Villalobos © Festival Life Victoria / Elisenda CANALS
Xavier Sabata Xavier Sabata en 'Winterreise' © Festival Life Victoria / Elisenda CANALS
Francisco Poyato Francisco Poyato acompañó a Xavier Sabata en su 'Viaje de invierno' © Festival Life Victoria / Elisenda CANALS

Festival Life Victoria

Schubert: WINTERREISE

Versión escenificada

Xavier Sabata, contratenor. Francisco Poyato, piano. Dirección escena: Rafael R. Villalobos. Obras de Franz Schubert. CaixaFòrum Barcelona. Auditorio CaixaForum, 28 de marzo de 2021.

La tentación de poner en escena, de teatralizar una obra como el Winterreise parece irresistible tanto para cantantes como para creadores escénicos o visuales. Esta voluntad de tratar de externalizar el complejo proceso interior por el que pasa el protagonista –desde el adiós a su amada en «Gute Nacht» hasta la práctica disolución del yo en «Der Leiermann«–, pese a ímprobos esfuerzos y artefactos creados, deriva, demasiado a menudo, en espectáculos artificiosos. Ya sea a través de las proyecciones de un William Kentridge o de planteamientos epistolares como el que ideó la mezzo Joyce DiDonato (por citar dos de los más recientes), al final, tras el espectáculo, pareciera ser que la forma más eficaz de interpretar el Winterreise, como resulta más expresivo y escalofriante, es en la desnudez del recital liederístico.

El contratenor Xavier Sabata hace tiempo que profundiza en Viaje de invierno, una obra que sin duda ama y a la que se entrega en un salto al vacío sin red. Lo demostró en su recital, hace ya unos años, en el Auditori de Barcelona, y posteriormente en el CD que grabó acompañado por el pianista Francisco Poyato. Ahora ha querido dar una vuelta de tuerca a su intensa relación con el monumento liederístico schubertiano de la mano del director escénico Rafael R. Villalobos con un montaje estrenado antes en Sevilla.

"Xavier Sabata ha querido dar una vuelta de tuerca a su intensa relación con el monumento liederístico schubertiano de la mano del director escénico Rafael Villalobos"

Desde un punto de vista musical y vocal, la interpretación que hacen Sabata y Poyato mantiene, en líneas generales, las mismas características que se apreciaron el primer día, lo cual pone de manifiesto consecuencia en su concepción, por más que ésta pueda parecer discutible. Se trata de una mirada visceral desde el primer momento, desde el primer compás. Poyato ataca con fuerza y ritmo agitado el ciclo y Sabata se le suma con un enorme nivel de intensidad, una decisión claramente meditada pero que, inevitablemente, limita la evolución expresiva y la curva dramática. A ello hay que añadir el componente vocal. Xavier Sabata es un cantante sumamente inteligente que saca petróleo de un instrumento no especialmente bello. Sobre todo se luce, por clase y calidad en el fraseo, en las líneas largas de piezas pausadas como «Der Wegweiser» o «Nebensonnen«, quedando más limitada su paleta de colores en canciones que requieren una rápida articulación («Rückblick» o «Der Stürmische Morgen«). Francisco Poyato se erige en cómplice fiel del intérprete desde el minuto uno y, por tanto, su versión peca de las mismas limitaciones, especialmente en lo que respecta a las dinámicas en la primera parte del ciclo. En la segunda, en cambio, mostró una paleta de colores mucho más amplia y un mayor abandono lírico regalando magníficas recreaciones de «Letzte Hoffnung» o «Im Dorfe«.

Rafael R. Villalobos, joven director de escena en pleno auge, planteó un monodrama escénico en el que el protagonista jugaba con unos pocos elementos como dos butacas, un ramo de flores o una botella. Desde un punto dramatúrgico-musical, con la evidente complicidad de los intérpretes, se atrevió en momentos puntuales a llevar más lejos su transgresión. En «Auf dem Flusse» al terreno de un Kurt Weill así como convirtiendo la melodía primaveral de «Frühlingstraum«, silbada por Poyato, en una tortura para el protagonista.

Pero la transgresión no fue a más y, a medida que el ciclo avanzaba, los artificios escénicos fueron desapareciendo como si la obra buscase su propia y auténtica identidad. Fueron los mejores momentos, con un Sabata entregado y de gran estatura escénica. Villalobos culminó su propuesta de manera elegante, volviendo en la última canción a la posición inicial, punto en el que convergían la idea de Schubert y la propuesta del director de escena. Winterreise es un viaje interior. En definitiva, una drama imaginado.