CRÍTICAS
NACIONAL
Gran reparto español para las segundas ‘Nozze’
Madrid
Teatro Real
Mozart: LE NOZZE DI FIGARO
Reparto alternativo
Joan Martín-Royo, Miren Urbieta-Vega, Elena Sancho Pereg, Thomas Oliemans, Maite Beaumont, Gemma Coma-Alabert, Daniel Giulianini, Christophe Montagne, Moisés Marín, Alexandra Flood. Coro y Orquesta Titulares del Teatro Real. Dirección musical: Ivor Bolton. Dirección de escena: Claus Guth. 24 de abril de 2022.
El segundo reparto de estas Bodas de Fígaro (crítica del primer reparto en este enlace) del Teatro Real incorporaba cantantes mayoritariamente españoles, en más de un caso dignos del primero. Sobresalió Miren Urbieta-Vega, con una extraordinaria presencia escénica y una voz rotunda, calibrada, con un centro brillante y esmaltado y gran nobleza y humanidad en la expresión, como le corresponde al personaje de la Condesa. Muy aplaudida desde su primera intervención, fue sin duda de las grandes protagonistas de la velada, con un precioso, elegantísimo y nostálgico “Porgi amor”. Maite Beaumont, por su parte, compuso un maravilloso Cherubino, con una voz llena de color, amplia, agudos fluidos y graves sin problemas, con un especial cuidado en el ornamento (como la Condesa de Urbieta-Vega), siempre centrados en el dibujo sentimental de un personaje al que la puesta en escena convierte, merecidamente, en el gran protagonista.
Muy bien la Marcellina de Gemma Coma-Alabert, con un toque de casticismo español que le viene muy bien al personaje. El barítono Joan Martín-Royo lució una voz brillante y juvenil, muy adecuada para el Conde de Almaviva, y consiguió una excelente actuación, más simpático de lo que la dirección de escena proponía. Elena Sancho Pereg empezó con algún problema de proyección, quizás por tener una voz un punto más ligera de lo necesario para Susana y también por el implacable volumen del foso, pero se sobrepuso pronto y logró un dominio total como actriz y como cantante, con una voz cristalina y atractiva.
Bien el Fígaro de Thomas Oliemans, aunque el “Non più andrai” resultó un poco forzado. Más aún lo estuvo “La vendetta”, de Bartolo, casi vociferada por un Daniel Giulianini que tuvo que interpretar su papel en silla de ruedas; con un instrumento muy hermoso, lo puede hacer mejor, sin duda. Como tal vez pudo cantar de otra manera, menos antipática y menos leñosa, Christophe Montagne, que tuvo que componer un Basilio repelente. Estupenda la Barbarina de Alexandra Flood, en su breve pero capital intervención, y muy bien Moisés Marín (Don Curzio) y Leonardo Galeazzi (Antonio).
La conocida puesta en escena de Claus Guth, árida y por momentos sórdida, lleva incorporado un Cupido en el que parece haberse especializado Uli Kirsch, un poco madurito ya para estos trotes. Muy bien la orquesta, y algo confusa y falta de matices la dirección musical de Ivor Bolton. * José María MARCO, corresponsal en Madrid de ÓPERA ACTUAL
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