CRÍTICAS
NACIONAL
Un ejercicio de estilo händeliano
Barcelona
Palau de la Música Catalana
Händel: GIULIO CESARE IN EGITTO
En versión de concierto
Christopher Lowrey, Carolyn Sampson, Hilary Summers, Maite Beaumont, José Antonio López, Konstantin Derri. Forma Antiqva. Dirección: Aarón Zapico. 10 de marzo de 2022.
En un momento en que la ópera barroca irrumpe con fuerza en las programaciones habituales, una audición en forma de concierto de este monumento musical que es el Giulio Cesare händeliano podía incluirse con pleno derecho en esta primera edición del ciclo Palau Ópera de la prestigiosa sala barcelonesa dedica al género lírico. Una versión muy completa, aun absorbiendo los personajes de Curio y Nireno, con una distribución vocal acorde con las características de los cantantes que estrenaron la ópera –aunque el Senesino hubiera podido objetar a la asimilación de un alto castrato con los contratenores actuales–, los solistas encargándose de las intervenciones corales y una ejecución en forma de concierto que ahorra la intervención de esos directores de escena cuya principal preocupación es la de amenizar las para ellos interminables arias da capo, supone todo un ejercicio de estilo.
De su conversión en realidad se encargaba en esta ocasión el ya muy asentado conjunto Forma Antiqva a las órdenes de un Aarón Zapico que supo administrar con sapiencia aceleraciones y silencios para ordenar un ritmo dramático de gran nitidez al que sus músicos contribuyeron con especial devoción.
Impecable en el perfil virtuosístico, Chistopher Lowrey fue un protagonista de mucho empeño que recogería al término de una versión de “Aure, deh, per pietà” admirablemente matizada la ovación de la jornada. Le acompañaron en el aprecio del público la Cleopatra de Carolyn Sampson, con un registro superior subyugante y rico de esmalte aunque de voz algo chirriante en la primera octava, detalle más notorio en sus intervenciones iniciales pero liberada enseguida de ello; el Sesto de Maite Beaumont, de canto impetuoso y muy bien acentuado; un José Antonio López que hizo de su Achilla un personaje más relevante de lo que suele ser habitual gracias a su poderío y a su espléndido estado vocal; y la Cornelia de Hilary Summers, algo sorda en el timbre pero excepcional en la dicción. A un nivel inferior habría que situar a Konstantin Derri, Tolomeo de volumen insuficiente para traducir la violenta perfidia del personaje.
Un público no especialmente numeroso pero en cualquier caso enfervorizado aclamó a rodos los participantes en el espectáculo al término del mismo. Cuando se respeta el estilo, el ejercicio siempre sale bien. * Marcelo CERVELLÓ, corresponsal en Barcelona de ÓPERA ACTUAL
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