CRÍTICAS
INTERNACIONAL
La 'Giovanna d'Arco' verdiana coge fuerza
Roma
Teatro dell'Opera
Verdi: GIOVANNA D'ARCO
Nueva producción
Nino Machaidze, Francesco Meli, Roberto Frontali,Dmiry Beloselsky, Leonardo Trinciarelli. Dirección musical: Daniele Gatti. Dirección de escena: Davide Livemore. 17 octubtre de 2021.
Se consideraba a Giovanna d’Arco como la más débil de las óperas de Verdi junto a Alzira, pero ahora se comprende que Verdi afirmara que era la mejor suya compuesta hasta entonces (1845). Hay que agradecer a Daniele Gatti el haberlo demostrado al valorizar tanto su orquestación, en ocasiones sorprendentemente refinada y moderna, como su estructura, original y nueva para el melodrama italiano de la época. Que uno de sus protagonistas cante en su entrada un recitativo y se retire inmediatamente sin hacerlo con la cabaletta que seguramente todos esperaban debió dejar a los espectadores de la época con la boca abierta. También contrario a su tiempo era que la cavatina de Giovanna en la escena siguiente no termine con la reglamentaria cabaletta y que lo haga con un amplio y complejo final dentro del cual sí existe un fragmento denominado así, pero que en realidad se trata de un dúo que a su vez se convierte en un terceto a cappella. Son solo dos ejemplos entre otros muchos posibles.
La particularidad del argumento contribuyó seguramente a dirigir a Veri hacia nuevas soluciones formales. La doncella de Orleans es, en efecto, una protagonista insólita para el melodrama de aquel tiempo, quizá un tanto “locuela» como la define el coro o quizá una bruja como creyeron sus contemporáneos condenándola al fuego, o una santa como dejó establecido la Iglesia mucho tiempo después, ya que la canonización no tuvo lugar hasta 1920.
Davide Livermore basa su dirección de escena en esta diversidad de la protagonista. No trata de penetrar en su mente con los medios de la psicología moderna sino verla como sus contemporáneos la veían. Giovanna está siempre rodeada tanto de ángeles como de demonios, que sin embargo se parecen entre ellos y son casi irreconocibles, para explicar la confusión de sus contemporáneos, muchos de los cuales la consideraban una santa inspirada por el cielo en tanto que otros veían en ella a una hechicera sometida a las potencias infernales. La interpretación de Livermore es interesante pero menos convincente resulta su puesta en práctica, sobre todo por la ocupación excesiva del espacio escénico y el exceso de danzas no necesarias que distraen de la audición.
Excelente el reparto. Son solo cinco los personajes, dos de los cuales con participación muy escasa pero que merecen ser citados porque cumplieron debidamente con su deber: Dmitry Beloselsky y Leonardo Trinciarelli. Los tres protagonistas, en cambio, tienen que pechar con contribuciones largas, fatigosas y difíciles. Giovanna era Nino Machaidze, que si bien no puede alardear de un timbre de particular belleza posee una magnífica técnica y por encima de todo un gran temperamento que nunca se deja vencer por forzamientos en el estilo. La parte de Carlos VII Rey de Francia resulta ideal para la voz límpida, bien timbrada, segura y nunca forzada de Francesco Meli. Roberto Frontali, que ya no es joven y su voz lo refleja, ofrece sin embargo su espléndida madurez como intérprete, que le permite expresar magistralmente toda la gama de contradictorios sentimientos del padre de Giovanna, un personaje poco creíble pero en cualquier caso interesante. * Mauro MARIANI, crítico en Italia de ÓPERA ACTUAL
CRÍTICAS RELACIONADAS