CRÍTICAS
INTERNACIONAL
Ginebra: Un 'ballo' anodino para despedir a Richter
Grand Théâtre de Genève
Verdi: UN BALLO IN MASCHERA
Nueva producción
Ramón Vargas, Franco Vassallo, Irina Churilova, Judit Kutasi, Kerstin Avemo, Günes Cürle, Grigory Shkarupa. Dirección: Pinchas Steinberg. Dirección de escena: Giancarlo del Monaco. 23 de junio de 2019.
Los diez años de la era Richter en el Grand Théâtre de Genève han terminado como empezaron, con Verdi, esta vez con una nueva producción de Un Ballo in Maschera, en su versión basada en hechos reales ocurridos en la corte sueca y firmada por Giancarlo del Monaco. Lo cierto es que la nueva puesta en escena bien podría resumir el legado artístico de Richter: calidad y efectividad, pero poco riesgo. Teatralmente, este Ballo aportó poco, con lecturas dramáticas más bien convencionales, pero efectivas y con un escenario de Richard Perduzzi, más bien plano, que aunque basado en monumentales construcciones de madera cruda, tampoco llegó a impresionar del todo; ni tampoco se consiguió crear ese clima de conspiración e intriga política que la obra demanda.
Musicalmente hubo un nivel, en general, muy notable, destacándose especialmente la batuta de Pinchas Steinberg frente a una inspirada Suisse Romande. El maestro israelí, antiguo director principal de la formación suiza, demostró conocer bien la partitura verdiana, cuidando el fraseo y jugando delicadamente con los pasajes solistas de la orquesta. Vocalmente, sobresalió el instrumento de la mezzosoprano rumano-húngara Judit Kutasi (Ulrica), gracias a un timbre homogéneo de carnoso color y con una estupenda proyección; ya se sabe que en Ulrica, precisamente, donde algunas sufren es en la zona de paso y en garantizar la homogeneidad del registro

Ramón Vargas fue un Gustav elegante y con gran sentido musical
Es conocido que los mejores años de Ramón Vargas (Gustav) ya han pasado, pero el tenor mexicano, a pesar de haber perdido buena parte de ese esmalte que poseía, lo cierto es que demostró que «quien tuvo, retuvo», y en su caso son el sentido musical y la elegancia. Su interpretación es aun sólida y en su página del tercer acto llegó a emocionar.
A su lado, la soprano rusa Irina Churilova (Amelia) hizo gala de un instrumento de mucha calidad, de oscuro color y un saber decir de cierta elegancia, a pesar de contar con algunas notas agudas estridentes, una dicción poco inteligible y que le acompañara una frialdad interpretativa que no le permitiría emocionar en sus grandes páginas «Ecco l’orrido campo» del segundo acto, que precede al gran dúo con el tenor e, incluso, el «Morrò ma prima in grazia», del tercer acto. El barítono italiano Franco Vassallo fue un Renato de gran nobleza y porte verdiano y que consiguió despertar el entusiasmo del público con la célebre «Eri tu». La soprano sueca Kerstin Avemo dibujó un Oscar vocalmente incomprensible, con una coloratura poco sólida, con problemas de afinación y un registro agudo estridente.