CRÍTICAS
NACIONAL
Francia y España en la voz de Crebassa
Valencia
Palau de Les Arts
Recital de MARIANNE CREBASSA
Obras de Debussy, Guridi, Albéniz, Massenet, Ravel, Falla y Mompou. Alphonse Cemin, piano.7 de mayo de 2023.
Volvía Marianne Crebassa al Palau de Les Arts de Valencia tras su celebrada y recordada interpretación de Les nuits d’été en 2021. Es indiscutible que la mezzo francesa posee una de las mejores voces del panorama internacional, pero, además, en este recital se mostró como una intérprete versátil y sensible, con interpretaciones que, de llevarse al disco, constituirían una referencia absoluta, especialmente en el caso de Mompou y Ravel. El programa estaba compuesto por una selección de canción culta francesa y española en la que solo se coló, para cerrar la velada, una pieza operística, “¡Vivan los que ríen!” de La vida breve.
Marianne Crebassa comenzó con las exquisitas Chansons de Bilitis de Debussy de las que es una excelsa intérprete (de hecho, las tiene grabadas). Su dominio sobre estas páginas es absoluto por fraseo y dicción, pero también a la hora de encontrar el color y la dinámica idónea para cada momento. A continuación interpretó cuatro de las Seis canciones castellanas de Jesús Guridi; eliminó de la lista la segunda y tercera, si bien “Llámale con el pañuelo” fue interpretada como bis. En estas piezas, además, demostró una impecable dicción y un gran dominio del estilo porque apenas se percibió cierto acento francés pero dentro de lo razonable, algo que va de la mano con la internalización de este repertorio. A veces se olvida que cuando cantantes españoles, anglófonos o franceses cantan Lied alemán también lo hacen con cierto acento y, sin embargo, son aplaudidos incluso en Alemania. Crebassa cerró la primera parte con “Nuit d’Espagne” de Massenet, “Adiós, meu homiño, adiós” de Ravel (incluida a última hora) y la “Séguidille” de Falla, esta última cantada con desparpajo casi caricaturesco.
Pero fue en la segunda parte donde la mezzo alcanzó las más altas cotas interpretativas. En concreto, su interpretación de Combat del somni de Mompou fue de una perfección, intensidad y profundidad solo comparable a leyendas como Victoria de los Ángeles: de entrada, su catalán es de una fascinante autenticidad y, en ese sentido, la diferencia con su castellano en Guridi puede radicar en que el vocalismo francés es más cercano al catalán. Pero además, su entrega en estas páginas fue absoluta, con una afinación impecable en unas páginas que pueden ser endiabladas en ese aspecto. Por cierto, solo se valió del atril en una de las canciones. En similares parámetros se movió su interpretación de las Cinq mélodies populaires grecques repletas de matices y con un marcado color popular de cierto sabor folclórico.
A su lado, Alphonse Cemin al piano se mostró como un acompañante fiel y simpático tanto en escena como en su trato con el público. Sin embargo, en sus intervenciones solistas decepcionó, ya que aunque su interpretación de La puerta del vino de Debussy fue ortodoxa y de calidad, no sucedió lo mismo con la de Lavapiés de Albéniz. Eligió mal el pianista, pues ni técnica ni interpretativamente estuvo a la altura y podría haber optado por alguna otra pieza española más domable que los a veces traicioneros compases de la pieza escogida. * César RUS, corresponsal en Valencia de ÓPERA ACTUAL