Fenomenal 'Parsifal' en Extremadura

Badajoz

30 / 01 / 2023 - José María MARCO - Tiempo de lectura: 3 min

Print Friendly, PDF & Email
Heras casado El director español Pablo Heras casado © Palau de Les Arts / Fernando SANCHO

Orquesta de Extremadura

Wagner: PARSIFAL

Selecciones en versión de concierto

Christopher Ventris, Allison Cook, Raimund Nolte, Derek Walton, Javier Castañeda. Dirección: Pablo Heras-Casado. Palacio de Congresos, 27 de enero de 2023.

El verano que viene, Pablo Heras-Casado se sumergirá en el foso de Bayreuth para ponerse al frente de las huestes wagnerianas e inaugurar el Festival con su versión de Parsifal. Será el primer director español en Bayreuth después de Plácido Domingo. Su presencia responde a su calidad ya contrastada y a la nueva política bayreuthiana de incorporar talentos jóvenes al podio. Apuesta arriesgada, que el maestro granadino se ha tomado muy en serio, trabajando a fondo una obra complicada como pocas y preparándola en diversas sesiones. Una de ellas tuvo lugar en Badajoz, en una versión en concierto tocada en el Palacio de Congresos de la ciudad extremeña. Como era de esperar de la seriedad de Heras-Casado, la función —en dos tardes, con una excelente introducción antes del primer acto— fue mucho más que un ensayo.

"Fabuloso el Gurnemanz infinitamente doliente de Raimund Nolte, con una voz matizada y emotiva, capaz de expresar una nostalgia sin cura ni remedio"

Salvo algún desajuste casi anecdótico en el preludio y algunos momentos de desconcierto al principio del segundo acto, el director demostró que ya le tiene cogido el pulso a la monumentalidad de la obra, que requiere una firme visión de conjunto para no dejarse marear por la belleza del material sonoro, como está a punto de ocurrirle al protagonista en el jardín de Klingsor. El resultado, notablemente pensado, fue un Parsifal de tempi, a veces menos solemnes que otras, y en el que se concede una importancia considerable a la transparencia del sonido. La opción venía favorecida por la Orquesta de Extremadura, menos poblada, aunque con refuerzos, de lo que es habitual, pero que por eso mismo arriesgaba. La apuesta salió redonda gracias a la firmeza y la ductilidad del director, y a la excelente prestación de los músicos —poco acostumbrados a tocar ópera— que consiguieron capturar y expresar todas las sutilezas tímbricas, dinámicas y agógicas. Fue una excelente reflexión acerca de la naturaleza de una obra tan compleja como turbia, muy alejada del carácter épico y salvífico con el que se tiende a describirla. Si Heras-Casado sigue por esta senda, su debut en Bayreuth será memorable.

La función reunió a un elenco de muy primera fila, con un Christopher Ventris para quien el papel de Parsifal no tiene secretos, en vista de la naturalidad que derrocha en la caracterización de un personaje que evoluciona del bobo ingenuo al Mártir (con mayúscula) pecador. Fabuloso el Gurnemanz infinitamente doliente de Raimund Nolte, con una voz matizada y emotiva, capaz de expresar una nostalgia sin cura ni remedio. El bajo australiano Derek Welton asumió los papeles de Klingsor y de Amfortas, y además de un instrumento luminoso y rotundo, de una autoridad indiscutible, demostró una extraordinaria versatilidad expresiva, con una intensidad teatral —como en el caso de Nolte— que hacía innecesario cualquier otro recurso escénico.

En el imposible papel de Kundry, Allison Cook logró interiorizar la ambivalencia de la triste endemoniada, con momentos muy hermosos —el despertar en el tercer acto— y algunos, en cambio, un poco forzados. Excelente Javier Castañeda en su breve pero atormentado Titurel, y muy correctas las seis Muchachas flor con papeles solistas, encabezadas por María Rodríguez Martín, de buena afinación. A un muy buen nivel el Coro de Cámara de Extremadura, el masculino, con el difícil cometido de dar vida y empaque a ese ejército de fantasmas que componen los caballeros del Santo Grial. Función extraordinaria, en muchos sentidos, con un público entregado —como Heras-Casado y sus músicos— y decidido a tomarse en serio lo que ocurría en el escenario. Con estos mimbres, se puede soñar con un pequeño festival wagneriano en la encantadora ciudad de Badajoz… * José María MARCO, crítico de ÓPERA ACTUAL