CRÍTICAS
INTERNACIONAL
‘Fedora’ o el fantasma de Vladimiro
Nueva York
The Metropolitan Opera House
Giordano: FEDORA
Nueva producción
Sonya Yoncheva, Piotr Beczala, Lucas Meachem, Rosa Feola, Lucia Lucas, Richard Bernstein y otros. Dirección musical: Marco Armiliato. Dirección de escena: David McVicar. 19 de enero de 2023.
Continuando con la tradición de despedir el año con una nueva producción, la compañía neoyorkina estrenó esta flamante visualización de David McVicar de Fedora, un título que hacía una generación que no se presentaba en el Met. Y si bien todos los ingredientes presagiaban un éxito asegurado, no llegó a alcanzar las alturas emotivas esperadas con gran parte de la responsabilidad recayendo en la insípida interpretación del rol titular por parte de Sonya Yoncheva: la línea vocal del papel, demasiado grave, dejó expuestas su limitada variedad de potencia tímbrica, su amanerada pronunciación y la preocupante diferencia de color en el cambio de registro. Y si sus agudos son brillantes, no fueron lo suficiente como para balancear su falta de italianità.
Siendo Yoncheva, en todo caso, una actriz atractiva y escénicamente consumada, su actuación fue demasiado contenida aún con las febriles intenciones vocales y actorales de Piotr Beczala, quien se entregó por completo al rol de Loris con espléndidos fraseo y estilo, consiguiendo la única ovación de la noche tras su magistral “Amor ti vieta”, aunque se le vio inhibido y limitado en sus dúos con Fedora. Lucas Meacham estuvo elegante y vocalmente ideal como un De Siriex de fáciles agudos y Rosa Feola completo el cuarteto de primeras figuras con una Olga simpática y desenvuelta. Jeongcheol Cha aportó lo más sobresaliente a nivel vocal de la primera escena como Cirillo y Laura Krumm mantuvo un alto nivel como Dimitri, mientras que Lucia Lucas poco aportó como Gretch. Tony Stevenson, Rocky Eugenio Sellers y Brian Vu estuvieron inapropiadamente afeminados como los sirvientes Desiré, Nicola y Sergio, y a Bryan Wagorn se le vio espléndido al piano, aunque un tanto fuera de estilo como Lazinski.
La producción impuso un ingenioso decorado fijo que, como una muñeca rusa, se desplegaba para revelar los tres escenarios de la obra: un palacio en San Petersburgo, un salón parisino y una villa en los Alpes suizos, aporte de Charles Edwards, quien deja partes sin terminar creando un efecto de constante transición, pero cada escena se vio iluminada con muebles y accesorios realistas, lo cual también se vio reflejado en los atractivos vestuarios de época de Briggite Reiffenstuel. La única y superflua licencia del regista fue la aparición del personaje de Vladimiro después de su muerte, quien interacciona con la imaginación de Fedora. Marco Armiliato estuvo en su salsa disfrutando de su adecuada dirección de orquesta, coro, bailarines y solistas. * Eduardo BRANDENBURGER, corresponsal en Nueva York de ÓPERA ACTUAL
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