Fantasía liliputiense para ‘L’elisir’

Lausana

15 / 10 / 2022 - Albert GARRIGA - Tiempo de lectura: 3 min

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operaactual-lausanne-elisirdamore-3.jpg Escena de la reposición de 'L'elisir d'amore' que inauguró la temporada de Lausana © Opéra de Lausanne / Jean Guy PYTHON
operaactual-lausanne-elisirdamore-3.jpg Escena de la reposición de 'L'elisir d'amore' que inauguró la temporada de Lausana © Opéra de Lausanne / Jean Guy PYTHON
operaactual-lausanne-elisirdamore-3.jpg Escena de la reposición de 'L'elisir d'amore' que inauguró la temporada de Lausana © Opéra de Lausanne / Jean Guy PYTHON

Opéra de Lausanne

Donizetti: L'ELSIIR D'AMORE

Inauguración de la temporada

Valentina Nafornita, Dovlet Nurgeldiyev, Giorgio Caoduro, Adrian Sampetrean, Aurélie Brémond. Dirección musical: Nir Kabaretti. Dirección de escena: Adriano Sinivia. 11 de octubre de 2022.

Para abrir la temporada y con motivo del décimo aniversario de la reapertura de la Opéra de Lausanne su intendente, Éric Vigié, ha querido reponer la onírica producción de L’elisir d’amore de Donizetti que tan magníficamente firmó el regista italiano Adriano Siniva en 2012. Como si de una leyenda se tratara, Siniva ha querido explicar esta historia de amor y desencuentros buscando la pátina fantástica, de dibujos animados, conectado de algún modo con la historia de Tristán e Isolda, pistoletazo inspirador de la ópera. En un mundo liliputiense, la historia sucede en un poblado marcado por un gigantesco campo de trigo con una rueda de tractor abandonada como refugio para sus habitantes. Varios elementos completan este decorado de ensueño, como una lata reciclada como tanque de guerra para la brigada de Belcore o una botella con ruedas tirada por una vela que se sirve de un ventilador, como el carromato de Dulcamara. Adina es la jefa del poblado-tribu liliputiense y Nemorino es el bobalicón de costumbre. Una producción fantástica que ofrece una relectura vivaz y llena de detalles que refuerzan un relato que, según Atonin Scherrer, al final no dejan de ser “dos horas geniales para decir ‘te amo’”.

"De timbre agradable, pero de proyección algo limitada, Dovlet Nurgeldiyev presentó un Nemorino de gran musicalidad y gracia escénica"

Musicalmente se saldó con algunos altibajos. La Orchestre de Chambre de Lausanne ha vivido mejores noches en la sede de la ópera. Sin llegar a desmerecerse, la lectura del maestro israelí Nir Kabaretti resultó superficial y algo tosca, alejada de las versiones dotadas de finesse a las que la formación suiza tiene acostumbrado al público. Una obertura insulsa hacía predecir cómo iría el conjunto de este Elisir que no jugó con las dinámicas, con los instrumentos solistas y sin resaltar el juego músico-teatral intrínseco en la partitura. Los solistas, a pesar de algún caso de indisposición, mostraron un nivel en general muy notable. Al Nemorino del tenor alemán de origen turco Dovlet Nurgeldiyev no le ensombreció su prestación un sonoro gallo que soltó en el agudo de su cavatina de entrada “Quanto e bella quanto e cara”. De timbre agradable, pero de proyección algo limitada, Nurgeldiyev presentó un Nemorino de gran musicalidad y gracia escénica, culminando “Una furtiva lagrima” con éxito.

A su lado, Valentina Nafornita (Adina), a pesar de algunas notas oscilantes y una coloratura no siempre ajustada, resultó convincente escénicamente y se reservaría para su página “Prendi per me sei libero” para mejorar algunos de los desajustes mostrados durante la función. Pero, sin lugar a dudas, el mejor del elenco fue el Belcore del barítono italiano Giorgio Caoduro; dotado de un instrumento de sobrada proyección, el fraseo, dicción y entrega escénica resultaron contundentes, llenos de comicidad y transpirando italianidad. Por su parte, el bajo rumano Adrian Sampetrean como Dulcamara le faltó carisma y magnetismo escénico, y pasando sin pena ni gloria en la parte canora; muy correcta la Giannetta de la joven soprano francesa Aurélie Brémond* Albert GARRRIGA, crítico de ÓPERA ACTUAL